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Incapacidad para reconocer caras: la extraña condición de la prosopagnosia

¿Te imaginas no poder reconocer los rostros de las personas a tu alrededor? Las personas con prosopagnosia lo experimentan en carne propia.

MÉXICO.- En un universo donde los rostros humanos son omnipresentes, imagina la vida sin la capacidad de reconocerlos. La prosopagnosia, también denominada “ceguera facial”, es una condición intrigante que afecta a algunas personas, impidiéndoles identificar caras, incluso las de sus seres queridos.

En pocas palabras, la prosopagnosia es un fallo en nuestro sistema nervioso que resulta en la incapacidad de reconocer rostros humanos. A pesar de tener una visión perfecta y captar toda la información visual relacionada con una cara, aquellos que padecen esta condición no pueden detectar los patrones que hacen que cada rostro sea único. En otras palabras, ven la cara pero no la reconocen.

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La experiencia de quienes viven con prosopagnosia

Las personas con prosopagnosia perciben los rostros como imágenes borrosas. Pueden notar la existencia de los órganos típicos de una cara, como los ojos y la nariz, pero no su ubicación exacta dentro del conjunto. Curiosamente, algunos individuos con prosopagnosia pueden reconocer ciertas características de la cara de unas pocas personas o tener una percepción aproximada de las caras de ciertos grupos (como personas de un determinado sexo o con rasgos asiáticos).

Sin embargo, la prosopagnosia no les impide reconocer a alguien por otros medios. A menudo, identifican a las personas por su forma de caminar, su ropa o su peinado.

¿Qué provoca la prosopagnosia?

La prosopagnosia puede deberse a lesiones en áreas específicas del cerebro o ser una condición congénita. Se cree que el giro fusiforme, una región cerebral ubicada en el lóbulo temporal, cerca de las sienes, funciona de manera anormal en las personas con este trastorno.

El giro fusiforme nos hace extremadamente sensibles a las sutilezas de los rostros humanos y también nos lleva a ver caras en todo tipo de objetos inanimados (fenómeno conocido como “pareidolia”).

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