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¿Cómo afectó la pandemia a la salud mental de los alumnos?

Con el regreso a las clases presenciales cada vez más cerca, los estudiantes pueden presentar distintos problemas emocionales, pues esto supone cambios y retos nuevos luego de un año y medio de confinamiento.

CIUDAD DE MÉXICO. – Con el cambio del semáforo epidemiológico a verde en algunas entidades de México, el regreso a clases se mira cada vez más cercano, pero esto no significa que el confinamiento no haya dejado consecuencias en el bienestar físico y emocional de los estudiantes que fueron afectaron por la pandemia que lleva más de un año y medio.


De acuerdo con la ONU, a nivel mundial se calcula que más de 198 millones de niños dejaron de asistir presencialmente a las aulas desde hace más de un año. En México, específicamente, 33 millones de estudiantes de todos los niveles educativos se vieron afectados por ello.


Según un reportaje hecho por Los Angeles Times, el estrés abrumador de los últimos meses magnificó una larga crisis de salud mental entre los estudiantes. Los hospitales en Estados Unidos, por ejemplo, informaron un aumento alarmante de intentos y suicidios consumados entre los jóvenes.


A esto, el periódico estadounidense agrega que hay pocos maestros capacitados “para detectar los signos de un trauma y responder a él de manera adecuada”, afirman los activistas de la salud mental.


¿Cómo se vieron afectados los alumnos?


Según el portal NotiPress, el investigador Carlos Hurtazo de la Universidad del Valle de México en Querétaro, señaló que aproximadamente 80% de los estudiantes presentarán alteraciones conductuales o emocionales.


De acuerdo con Hurtazo, una de las maneras en que el bienestar físico y emocional de los estudiantes fue afectado por la pandemia es la alteración del sueño. Además, a esto se le suma el sedentarismo, la ingesta de comida chatarra y la disminución de actividad física.


También se ha hablado sobre el trauma emocional o distintos padecimientos psicológicos, pues Cecilia Meza, Investigadora de Psicología de la UANL, señaló que la tristeza, la falta de interés, el cansancio constante, bajo rendimiento, aburrimiento, irritabilidad y ciertas conductas autodestructivas debían tomarse como señales de alarma.


Por ello, señaló que lo que mejor que se puede hacer por los jóvenes y niños es ayudarlos a mantener la comunicación con amigos, crear divertidas formas de estudio y distracciones en el hogar, así como fomentar el aprendizaje de temas o habilidades de interés.


Si bien, la reapertura de las escuelas da optimismo y sugiere que lo “peor” de la pandemia ha llegado a su fin, los estudiantes que vuelvan a clases deben reajustarse a un entorno social y un horario estructurado, además de la presión para compensar el retraso en el aprendizaje, expresaron los medios estadounidenses.


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