Día Mundial del Cerebro: ¿Qué pasa en el cerebro de una persona con epilepsia?
La epilepsia es una enfermedad neurológica compleja que puede afectar distintas zonas del cerebro.
En el marco del Día Mundial del Cerebro, que se conmemora cada 22 de julio, médicos y organizaciones de salud buscan visibilizar una condición que afecta a millones de personas en el mundo: la epilepsia.
Aunque muchas veces se asocia solo a convulsiones, esta enfermedad tiene muchas formas de manifestarse, dependiendo de qué zona del cerebro esté involucrada.
La información proviene de datos de la Organización Mundial de la Salud y asociaciones especializadas en neurología, que coinciden en que la epilepsia sigue siendo una enfermedad muy estigmatizada y poco comprendida.
¿Qué es la epilepsia?
La epilepsia es un trastorno neurológico crónico que se caracteriza por crisis epilépticas recurrentes. Estas crisis son el resultado de una actividad eléctrica desorganizada en el cerebro.
No todas las crisis implican convulsiones; algunas pueden ser cambios sutiles en el comportamiento, sacudidas musculares o episodios de desconexión.
Se estima que alrededor de 50 millones de personas viven con epilepsia en el mundo, y muchas de ellas pueden llevar una vida normal si reciben diagnóstico y tratamiento adecuados.
¿Cómo funciona el cerebro de una persona con epilepsia?
En las personas con epilepsia, ciertas neuronas del cerebro tienden a disparar señales eléctricas de manera excesiva y desordenada. Esto puede generar interrupciones temporales en funciones como el movimiento, la conciencia, la vista, el habla o la memoria, según el área afectada.
El cerebro en condiciones normales transmite señales de forma organizada. En una crisis epiléptica, hay un “cortocircuito” que puede durar segundos o minutos.
Después de la crisis, es común que la persona se sienta confundida o cansada.
Epilepsia del lóbulo temporal: una de las más frecuentes
La epilepsia del lóbulo temporal es uno de los tipos más comunes de epilepsia focal (parcial). Esta zona del cerebro, situada cerca de los oídos, está relacionada con funciones complejas como la memoria, las emociones y el lenguaje.
Cuando ocurren crisis en esta área, los síntomas pueden ser muy variados y a veces difíciles de identificar como epilépticos.
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Entre los signos más frecuentes se encuentran:
- Sensación de déjà vu o jamais vu: el paciente siente que ya vivió o, al contrario, que nunca ha visto algo familiar.
- Cambios repentinos en el estado emocional: miedo intenso, tristeza inexplicable o euforia, sin razón aparente.
- Alucinaciones sensoriales: pueden ser auditivas (escuchar sonidos), olfativas (oler cosas que no existen) o visuales.
- Automatismos: movimientos repetitivos involuntarios, como frotarse las manos, masticar, tragar o caminar en círculos.
- Alteración de la conciencia: la persona puede parecer desconectada, con la mirada perdida o sin responder adecuadamente, aunque no se desmaye.
Las crisis del lóbulo temporal pueden durar entre 30 segundos y 2 minutos, y muchas veces dejan al paciente confundido o desorientado después del episodio.
Este tipo de epilepsia puede estar asociada a una estructura anormal en el hipocampo, como la esclerosis mesial temporal, y a veces requiere tratamiento farmacológico especializado o incluso cirugía si no responde a los medicamentos.
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Otros tipos de epilepsia según la zona afectada
- Lóbulo frontal: Se relaciona con crisis motoras intensas, muchas veces durante el sueño. Puede provocar sacudidas bruscas o posturas extrañas.
- Lóbulo parietal: Produce alteraciones sensoriales como cosquilleo, sensación de calor o distorsión en la percepción del cuerpo.
- Lóbulo occipital: Las crisis afectan la visión, provocando destellos de luz, formas o pérdida momentánea de la vista.
- Epilepsia generalizada: Involucra ambos hemisferios cerebrales desde el inicio, generando convulsiones, ausencias o crisis mioclónicas.
Síntomas más comunes
Aunque los síntomas dependen del tipo de epilepsia, algunos de los más habituales son:
- Desconexión breve o ausencias
- Sacudidas musculares involuntarias
- Pérdida de conciencia
- Caídas repentinas
- Sensaciones anómalas como olores, sonidos o imágenes que no existen
- Comportamientos automáticos sin lógica aparente
Mitos sobre la epilepsia desde la antigüedad
Durante siglos, la epilepsia fue malinterpretada. En civilizaciones antiguas, se creía que las personas con crisis epilépticas estaban poseídas por espíritus o malditas por los dioses.
En Roma, se evitaba el contacto con ellas por temor a la “contaminación espiritual”.
En la Edad Media, muchas personas con epilepsia fueron acusadas de brujería o aisladas socialmente.
Estos estigmas persisten hasta hoy.
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Hay quienes creen erróneamente que la epilepsia es contagiosa, que las personas afectadas no pueden llevar una vida normal o que siempre deben ser sobreprotegidas.
Combatir estos mitos es fundamental para que quienes viven con epilepsia tengan igualdad de oportunidades.
Tratamiento y calidad de vida
El tratamiento principal son los medicamentos antiepilépticos. En caso de epilepsia resistente a fármacos, se puede recurrir a cirugía, estimulación nerviosa o dietas específicas como la cetogénica.
Con tratamiento adecuado, cerca del 70% de las personas logra controlar sus crisis. La clave está en un diagnóstico temprano, adherencia al tratamiento y acompañamiento médico constante.
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Día del Cerebro: un llamado a la empatía
Este 22 de julio, el Día Mundial del Cerebro es una oportunidad para conocer mejor el funcionamiento de este órgano y comprender que la epilepsia no debe ser un motivo de exclusión. Hablar de ella con información clara y actualizada es el primer paso para derribar estigmas.
Vivir con epilepsia no significa renunciar a los estudios, el trabajo ni los sueños. El conocimiento y el respeto pueden cambiar realidades.