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Proyecta tu impacto social

El servicio social es más que un mero trámite escolar. Si bien se trata de un trabajo temporal que debe efectuarse con el fin de obtener un título profesional, también consiste en una experiencia de crecimiento personal y laboral invaluable para los universitarios, afirman especialistas.

El servicio social es más que un mero trámite escolar. Si bien se trata de un trabajo temporal que debe efectuarse con el fin de obtener un título profesional, también consiste en una experiencia de crecimiento personal y laboral invaluable para los universitarios, afirman especialistas.

Permite confrontar realidades de primera mano, así como emplear capacidades a favor de la sociedad.

“El servicio social debe verse como una posibilidad para vincularse a distintos ámbitos, para desarrollar competencias y para fortalecer el currículum profesional bajo el principio de la retribución”, asevera Claudia Navarrete, directora de Servicio Social y Vinculación Laboral de la Dirección General de Orientación y Atención Educativa (DGOAE) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

En palabras de Alfredo González, coordinador de Proyectos Sociales Universitarios de la Universidad Iberoamericana, representa la oportunidad de identificar la dimensión social de la profesión elegida y aplicar los conocimientos adquiridos en el nivel superior.

“Para muchos estudiantes puede ser su primer contacto con un entorno distinto al propio, por eso buscamos hacerlos entender que pueden ser agentes de cambio, que, si son conscientes del contexto en el que están y de otras realidades, podrán convertirse en ciudadanas y ciudadanos responsables capaces de tomar decisiones en beneficio de todas las personas”, destaca.

A decir de Gisela Carmona, jefa de la oficina de Servicio Social del Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM), las disposiciones generales del servicio social están fundamentadas en la ley reglamentaria del Artículo 5 Constitucional.

Dicha norma establece que deben cubrirse las 480 horas en un período no menor a seis meses y no mayor a dos años. En el caso de los programas académicos vinculados al sector salud, la duración es de un año, precisa Navarrete.

La distribución del tiempo y los horarios son algunos lineamientos que varían según cada institución educativa; para comenzarlo, suele pedirse tener un avance mínimo del 70 por ciento en los créditos del plan de estudios.

Planeación inteligente

Para sacarle el máximo provecho, los alumnos deben considerar varios aspectos antes de elegir dónde lo realizarán. La oportunidad de acceder a un apoyo económico, la distancia con respecto a su escuela u hogar, sus metas profesionales y carga académica son algunos de estos, indica Navarrete.

“Hay criterios muy particulares que deben evaluarse. Por ejemplo, quienes aspiren a fortalecer su currículum pueden enfocarse en la parte social para que sea un factor diferenciador al buscar empleo”, detalla.

Carmona invita a reflexionar sobre el plan de vida, el alcance de las acciones y el área a impactar.

Medio ambiente y sostenibilidad, derechos humanos, igualdad y equidad, género, apoyo a grupos vulnerables, docencia e inclusive la posibilidad de insertarse laboralmente tras el término del servicio son motivos válidos.

En este sentido, Navarrete exhorta a los futuros profesionistas a sopesar el vasto repertorio de entidades, organizaciones e iniciativas a su alcance, así como a entablar diálogo con los responsables del proyecto de su predilección para averiguar sobre las actividades que se ejercerán, el enfoque y horario.

El momento ideal

En opinión de Carmona, la respuesta a la pregunta “¿debo realizar mi servicio durante la carrera o después?” depende del proyecto profesional de cada persona. Los estudiantes que aspiren a disminuir el estrés de conjugar varias actividades o prefieran poner en práctica la totalidad de sus conocimientos podrán optar por efectuarlo al concluir sus créditos académicos.

Mientras que aquellos alumnos con interés en reforzar su aprendizaje universitario, fortalecer sus habilidades sociales durante la carrera, incursionar en campos laborales de su interés antes de graduarse o disminuir el tiempo para insertarse laboralmente podrán decantarse por compaginarlo con sus estudios.

En cuanto a la liberación, la titular de Servicio Social y Vinculación Laboral de la DGOAE de la UNAM sugiere a los jóvenes documentar las tareas consumadas, llevar una bitácora de trabajo y tomar evidencia gráfica de su colaboración.

“También deben pedir a sus coordinadores o supervisores constancias del tipo de actividades que realizaron o cartas tanto de reconocimiento de habilidades como de competencias profesionales para fortalecer su currículum”, precisa.

Rebasan fronteras

El servicio social es una práctica con amplias alternativas, concuerdan los especialistas consultados.

Del mismo modo que los universitarios pueden realizarlo dentro de sus casas de estudio, ya sea en programas, laboratorios, facultades o departamentos precisos, también existe la posibilidad de efectuarlo de forma externa, es decir, en alguna dependencia gubernamental u organización civil sin fines de lucro, esclarece Carmona. Empresas privadas, asociaciones religiosas y partidos políticos suelen estar excluidos.

Los límites geográficos tampoco representan un problema, asegura González. En ocasiones, es posible ejecutar el servicio social fuera de la Ciudad de México y el Área Metropolitana e inclusive trasladarse a una urbe internacional por un período delimitado.

“Es una especie de intercambio para hacer el servicio social inmerso en un contexto específico”, precisa el coordinador de Proyectos Sociales Universitarios de la Ibero.

Su alumnado, especifica González, puede viajar a distintas ciudades de Estados Unidos y Canadá, como Chicago, Nueva York y Toronto, para apoyar a las poblaciones migrantes hispanas.

“Se vuelve una oportunidad para vivir en el contexto real de una problemática, comprender los problemas que se viven, proponer soluciones y actuar”, sostiene González.

En tanto, quienes estudian en modalidad a distancia y radican fuera del País pueden liberar este trámite en consulados y oficinas de representación diplomática, complementa Navarrete, directiva de la Máxima Casa de Estudios.

Preámbulo laboral

La idea generalizada de que el servicio social consiste en acatar tareas triviales, como sacar fotocopias y cumplir mandados, es errónea, subrayan los expertos. Las universidades, aseguran, cuentan con departamentos encargados de revisar y cerciorarse que los convenios y las actividades a desempeñar guarden una estrecha relación con las carreras impartidas, con el perfil de egreso y las competencias profesionales de su alumnado.

Esto permite que las y los estudiantes tengan una primera aproximación al mercado laboral y adquieran experiencia en su ramo. Lo anterior, añade Carmona, se traduce en elementos y vivencias imprescindibles al crear su primer currículum vitae y entablar diálogo durante las entrevistas con empleadores.

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