Aún en invierno existe el riesgo de desarrollar cáncer de piel

Ciudad de México.- La radiación ultravioleta (UV), proveniente tanto del sol como de fuentes artificiales, constituye una forma de energía con repercusiones significativas en la salud humana y en los ecosistemas.

Expertos señalan que la radiación UV experimenta variaciones notables vinculadas al estado del ozono estratosférico y al cambio climático global.

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El cambio climático, en particular, está generando alteraciones en la exposición a los rayos UV, influyendo en las respuestas de individuos y ecosistemas a esta forma de radiación.

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Disminución de ozono

La disminución del ozono estratosférico, por ejemplo, facilita la llegada a la superficie terrestre de rayos ultravioleta B (UVB), conocidos por su implicación en quemaduras y bronceado cutáneo.

El riesgo asociado a la exposición crónica a la radiación UV no debe subestimarse, ya que puede inducir cambios degenerativos en la piel a lo largo de la vida, incrementando la probabilidad de desarrollar cáncer cutáneo.

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Cómo disminuir el riesgo de melanoma

En el contexto invernal, la reducción de la exposición cutánea se erige como una estrategia efectiva para disminuir el riesgo de cáncer de melanoma.

Tecnología

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Recomendaciones clave incluyen el uso de protector solar, la cobertura de la piel mediante prendas oscuras que protejan brazos y piernas, así como la limitación del uso de lámparas de bronceado y camas solares.

Datos recopilados en México durante el año 2020 revelan un total de 2 mil 051 casos diagnosticados y 773 fallecimientos atribuidos a esta enfermedad en el país durante dicho año.

Estos números subrayan la importancia de generar conciencia sobre las prácticas de prevención y cuidado frente a la radiación UV en la población mexicana.

*Fuente: MSD