Colombia reúne biodiversidad y arte de sus regiones en Expoartesanías
Las artesanas, provenientes de distintas comunidades indígenas, esperan que las ventas aumenten durante el resto de la feria.
Bogota.- La Expoartesanías, celebrada en el recinto de Corferias hasta el 20 de diciembre, se erige como la feria artesanal más grande de Latinoamérica, congregando a unos 900 artesanos provenientes de los 32 departamentos de Colombia y diversas etnias indígenas.
Este evento exhibe la rica biodiversidad, arte y conocimientos de cada rincón del país. La diversidad de productos expuestos incluye canastos, sombreros vueltiaos y mochilas tejidas, pero destaca la presencia de hábiles artesanos indígenas y campesinos con décadas de experiencia.
Un ejemplo destacado es Nancy Patricia Torcuato, quien presenta jarrones de barro y bolsos elaborados con la palma chiquichiqui desde el resguardo indígena Coco Viejo, en Guainía.
Cerámica curripaco
La tradición cerámica curripaco, transmitida por generaciones, ha evolucionado para crear objetos contemporáneos.
La mayoría de estos productos se confeccionan con materiales locales, como palmas, secadas y transformadas en objetos que, aunque utilizados desde hace décadas, ahora se comercializan para embellecer hogares en Bogotá y más allá.
La señora Piraza Tascón presenta bandejas elaboradas con fibra de palma proveniente del río San Juan, en el Chocó, una región afectada por la conflictividad armada.
Largo proceso
A pesar de las dificultades, estas mujeres wounaan trabajan con una palma larga y espinosa para tejer productos cuyo proceso largo refleja su elevado precio.
La feria también brinda una primera oportunidad a artesanas del resguardo Motilón Barí, en el Catatumbo, una zona afectada por el conflicto y de difícil acceso en la frontera con Venezuela.
Kaira Abicadku Dora, proveniente de este resguardo, expone canastos y bandejas de bejuco que representan la identidad de su comunidad.
Revitalizar tradición
Esta experiencia es la primera vez que sale del resguardo y busca revitalizar la tradición de hacer canastos, una práctica perdida en generaciones anteriores.
Dora confía en que la comercialización de esta artesanía tradicional pueda mejorar la economía de su comunidad, predominantemente de subsistencia.
Las artesanas, provenientes de distintas comunidades indígenas, esperan que las ventas aumenten durante el resto de la feria, ya que, a pesar de un inicio fuerte tras la apertura el 7 de diciembre, los compradores aún son cautelosos, y los ingresos no han compensado plenamente el esfuerzo invertido en la creación de sus piezas artísticas.