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Críticas a YosStop por ofrecer terapias psicológicas a $5 mil sin ser una profesional

Este programa, con una duración de tres meses, ofrece a los participantes seis sesiones personales con un precio de 5000 pesos

Ciudad de México. - En mayo de 2022, la creadora de contenido YosStop lanzó su nuevo proyecto titulado "Yo Soy Balance", con el objetivo de brindar acompañamiento a sus seguidores en temas relacionados con la salud mental, meditación, espiritualidad y bienestar emocional. Sin embargo, este proyecto no estuvo exento de controversia.

Entre las principales promesas de YosStop se encontraba la idea de ayudar a las personas a recuperar la confianza en sí mismas, rediseñar su estilo de alimentación, mejorar sus hábitos de salud, aumentar la autoestima y fomentar el amor propio. Aunque YosStop se promocionaba como "Hell Coach", su iniciativa recibió una ola de críticas debido a la naturaleza de los servicios que ofrecía.

Este programa, con una duración de tres meses, ofrece a los participantes seis sesiones personales con un precio de 5000 pesos.

Se lanzan en contra de YosStop

La crítica más significativa provino de la psicóloga clínica especializada en psicoterapia cognitivo-conductual y trastornos alimenticios, Scarlett Espinoza. En su análisis, Espinoza señaló que YosStop carecía de la cédula profesional requerida para brindar servicios de esta naturaleza. Destacó que la creadora de contenido no poseía la formación académica necesaria en psicología ni experiencia en el campo de la salud mental.

Scarlett Espinoza también hizo hincapié en el hecho de que YosStop estaba cobrando 5000 pesos por el programa de terapia sin contar con la especialización requerida para ello. En consecuencia, hizo un llamado a la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios para investigar la situación y garantizar que los posibles clientes no se vieran afectados por servicios de salud mental que no cumplieran con los estándares profesionales.

La crítica de Espinoza fue respaldada por numerosas voces en la comunidad, quienes argumentaron que los influencers no deberían tratar con la salud mental de las personas sin la preparación y las credenciales adecuadas. Esto generó un debate sobre la responsabilidad y la ética en la promoción de servicios de salud mental por parte de personas que no son profesionales de la psicología.

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