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Pega la política electoral

El ejercicio del actual régimen, de enfocarse más en promesas y posiciones nacionalistas que en realmente ser constructivo, le sigue pegando fuerte a la producción, independientemente de la pandemia.

La política electoral que se despliega cada vez con mayor intensidad desde Palacio Nacional golpea de manera consistente a la actividad económica nacional porque el músculo que aún le puede quedar al Estado de Derecho en México tiende a desaparecer.

El ejercicio del actual régimen, de enfocarse más en las promesas y en posiciones nacionalistas que en realmente ser constructivo, le sigue pegando fuerte a la producción, independientemente de la pandemia.

Desde que la 4T tomó las riendas de la República, el PIB perdió la tendencia alcista que traía. Cierto que la evolución económica hasta el 2018 no era para presumirse, pero hasta entonces la economía crecía a un ritmo promedio anual por arriba del 2%.

Así que hasta el momento, el nada prestigioso récord económico que registra López Obrador es que de los siete trimestres que lleva en el poder, en seis ha caído la actividad productiva y con ello se ha disparado el desempleo. En el tercer trimestre de este año el PIB cayó 8.2%, según el nuevo Indicador Oportuno de Actividad Económica (IOAE).

Esto revela que en el 86% de su tiempo como el principal inquilino de Palacio Nacional, la economía mexicana ha estado en recesión.

Ante este decepcionante desempeño, la pregunta obligada es ¿se recuperará la actividad en México tan pronto se controle el Covid-19?

La respuesta es no, porque el PIB responde además a la política económica del actual Gobierno, y por lo que alcanzan a ver los hombres de negocios de México y del extranjero, López Obrador seguirá empecinado en lo que siempre ha demostrado que sabe hacer muy bien: Continuar haciendo política electorera para su proyecto de perpetuarse en el poder.

Luego entonces, la economía es lo de menos para el tabasqueño.

“COMO ANILLO AL DEDO”

La pandemia del coronavirus le cayó al Presidente “como anillo al dedo” para acelerar la centralización del Gobierno federal así como para reforzar su política industrial de visión arcaica (sobre todo la energética).

Bajo el pretexto de realinear presupuestos para la compra de medicinas, se desató la estrategia federal de acaparar fideicomisos no sin antes darle una primera exprimida a los recursos destinados a investigadores académicos y a la tecnología.

Y con la bandera de atacar la corrupción (sin ninguna denuncia formal ni implicados en la cárcel), se aceleró la desaparición de organismos autónomos.

Ahora el mandatario y sus huestes financieras, enfocan baterías en debilitar presupuestalmente a los gobiernos estatales y también a los municipales, pues las elecciones intermedias están a la vuelta de la esquina.

Por ello los gobiernos de la Alianza Federalista urgen defender los 109 fideicomisos y pelear los presupuestos estatales 2021.

Mientras tanto, en la nueva dinámica presidencial, se corre el riesgo de que después de estas peripecias político-económicas, el Gobierno de la transformación, que no tiene “llenadera”, empiece a ver con buenos ojos la caja fuerte que cuida celosamente el Banco de México y que es donde se resguardan más de 180 mil millones de dólares bajo la etiqueta de Reservas Internacionales.

La parafernalia concentradora, exhibe de forma nítida el plan que trae entre manos la 4T, que es la de aferrarse con uñas y dientes al poder; así que lo del rescate del pueblo bueno, sabio y cada vez más pobre, es sencillamente “una tomadura de pelo”.

En este escenario “de rebatingas oficiales”, la inversión pública en infraestructura se achica, también la privada y crece la amenaza de cuantiosas fugas de capitales.

Consecuentemente el País pierde grado de inversión, por lo que la tan ansiada recuperación económica se retrasa hasta finales del 2023 y los niveles de empleo pre-pandemia vuelven hasta el 2024. El actual sexenio está perdido, sobre todo en lo económico.

SORPRESA PARA DURAZO

Esta semana Alfonso Durazo deja el gabinete lopezobradorista para dedicarse de lleno a su proyecto de pelear por la gubernatura de Sonora.

Por lo pronto, se cocina en la entidad una alianza de partidos para descarrilar a Morena en el Estado. El PRI, el PAN y PRD estarían acordando unir esfuerzos para evitar a toda costa el triunfo electoral de Morena y la irrupción de la 4T en Sonora.

Más adelante, para remachar tal alianza, podría sumarse Movimiento Ciudadano.

Por ahora la intención de voto para Morena ronda el 37% y para la alianza de cuatro partidos, alrededor del 40%.

De salir triunfante este trabuco de partidos, el próximo Gobierno de Sonora estaría conformado por un gabinete multicolor.

Twitter: @JvillegasJavier
Facebook: Javier Villegas Orpinela
Correo electrónico: jvillegas@correorevista.com

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