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Pavimento de buenas intenciones

Entre los presidentes de México no se encontrará uno solo que haya buscado la Presidencia con la deliberada intención de jod... a la República

He aquí los dos chistes más antiguos del mundo. Ambos son griegos, y se les concede una venerable edad cercana a los 3 mil años. El primero trata de un hombre casado con una mujer mucho mayor que él, y amante de otra bastante menor que él. El sujeto era entrecano. La esposa le arrancaba los cabellos negros para que no se viera tan joven; la querida le quitaba los cabellos blancos para que no se viera tan viejo. "Y entre las dos lo dejaron pelón", remataba el cuentecillo. La otra historieta habla de una comadrona que acudió a la casa de una mujer que iba a dar a luz. Se sorprendió al verla tendida en el duro y frío suelo retorciéndose por los dolores del parto. Le pidió: "Sube a la cama". "¡Ah no! -se asustó la parturienta-. Tú quieres que regrese al mismo lugar donde mis males comenzaron". Seguramente cada uno de mis cuatro lectores recuerda el primer chiste colorado que escuchó en su vida. En mi caso fue aquel de la señora que se quejó ante el guardia de seguridad del cine de que un hombre le acababa de robar unos billetes. "¿Dónde los traía usted?" -le preguntó el gendarme. Respondió la quejosa: "Escondidos bajo el brassiére". Inquirió el guardia, suspicaz: "¿Y acaso no sintió cuando el hombre le metió la mano?". "Sí lo sentí -contestó la mujer-. Pero pensé que iba con buena intención". Paleontológico es el chascarrillo, pero ilustra aquel decir según el cual de buenas intenciones está empedrado el infierno. De buenas intenciones no cumplidas, digo yo, o cumplidas mal, porque de buenas intenciones que se cumplen ha de estar empedrado el Cielo. Yo reconozco que el presidente López Obrador está lleno de buenas intenciones. Igual lo han estado todos sus antecesores. Entre los presidentes de México no se encontrará uno solo que haya buscado la Presidencia con la deliberada intención de jod... a la República. Pero una cosa son las buenas intenciones y otra muy otra son los resultados. AMLO, por ejemplo, quiere tanto a los pobres que ha aumentado su número. El monto de las dádivas que les entrega ha sido anulado por la inflación y por el costo de los servicios de salud y de los medicamentos, que ahora la gente de escasos recursos debe pagar tras el aniquilamiento del Seguro Popular y el deterioro económico de las instituciones de salud pública. Actualmente hay más pobres que en el sexenio pasado, y los pobres que hay son aún más pobres. Eso sucede cuando a los funcionarios se les pide un 90% de lealtad y un 10% de capacidad. Acertará quien diga que la 4T está llevando a México al atraso, y aun quizá a la ruina, por un camino pavimentado con buenas intenciones. No creo que el régimen vaya a cambiar, pero desearía con todo el corazón cambiar de régimen a su debido tiempo. Los errores que se cometen en la democracia pueden corregirse con más democracia... Vayamos ahora a prados más amenos. Babalucas le propuso matrimonio a Hotulia. "No te conviene casarte conmigo -le dijo ella- . Soy ninfómana, lasciva, lúbrica, erotómana". "Nada de eso me importa -replicó Babalucas-. Lo único que te pido es que me seas fiel". Seis meses tenían ya dos náufragos en una isla desierta. Un día, a fin de distraerse, se pusieron a jugar a identificar personajes. Propuso el primero: "Fui Presidente de los Estados Unidos, y quiero volver a serlo. Tengo el pelo anaranjado. ¿Quién soy?". "Trump" -acertó el otro, que en seguida propuso su adivinanza: "Soy alta, morena, de ojos verdes. Tengo bello rostro, exuberante busto, cintura estrecha, caderas opulentas. "¿Quién soy?". Replicó el náufrago respirando con agitación: "Me importa mad... quién seas. ¡Bésame!". FIN.

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