Las palabras duelen
Aquí tiene una sugerencia muy práctica, a toda palabra se tiene un significado negativo, conocer las palabras que son antónimas de la misma.
"No me molesta estar equivocado, y no me molesta cambiar de opinión",
Martin Seligman
Nos es lo mismo decir “Juan ha mentido” a decir “Juan me ha mentido”, esta ya representa una carga emocional muy fuerte. No es lo mismo preguntar ¿puedo con esto? A preguntar ¿cómo puedo con esto? Ésta representa que sí lo puedo hacer.
El poder del lenguaje
Está comprobado que los límites de mi lenguaje son los límites de mi mundo, de ahí la importancia del vocabulario. Por eso la importancia de la lectura que nos lleva a ir adquiriendo más vocabulario. Hay personas que no salen del “no manches” y para todo eso es su respuesta.
Además el lenguaje simbólico tiene la gran capacidad de abarcar y comunicar la realidad. Podemos decir lo que existe (Ciudad de México), lo que no existe (Pinocho) y lo que existió (Checoslovaquia).
Qué tipos de palabras hay que usar
Luis Castellanos, profesor español estudioso del tema, comenta qué hay ciertas palabras que conviene tomar conciencia de las emociones que nos provocan. Por ejemplo la palabra pandemia para muchos puede ser frustración, enojo, impotencia. Para todos significará cambio de época, aprovechar para aprender, reencontrarse, convivencia familiar. Y lógicamente las palabras que utilices y su significado tendrán un impacto en lo personal. Aquí es muy importante tomar conciencia, y si signas una palabra un sentido negativo así te sentirás.
Es por ello que debemos desarrollar una habilidad lingüística que nos ayude a salir adelante. Castellanos pone de ejemplo dos de ellas.
La primera es utilizar más la palabra SÍ. Generalmente cuando nos comentan algo o nos proponen una alternativa de acción lo primero que nos viene a la mente es el no, no se puede, imposible, etc. Hay que estar muy conscientes y contestar que SÍ, que veremos el modo de lograr aquello.
Fíjense como al momento de negociar algo lo importante es el buscar el cómo Sí, más que céntranos en el no se pudo. En las organizaciones las personas que tienen este enfoque positivo sin duda son las que van para arriba en la misma.
La otra palabra que sugiere Luis es la palabra alegría y lo que ello connota. Generalmente los niños son alegres, y curiosamente conforme van creciendo esta alegría natural la vamos perdiendo. Aquí en este sentido los padres de familia y los educadores juegan un papel fundamental en los hijos y alumnos. Una persona alegre es mucho más atractiva e influyente. La típica del papá cuando llega a casa en las noches: "Vengo muy cansado, no me molesten”. Eso déjaselo a los sobrevivientes de Los Andes que duraron 70 días en la nieve.
Además, recordemos que la alegría es sustrato de la felicidad del ser humano, quita la alegría a una persona y la están sentenciando a ser más infeliz. Daniel Kahneman, primer sicólogo en ganar un Premio Nobel de Economía, dice que la historia de nuestra vida debe ser lo mejor posible con un protagonista decoroso, y esto sin alegría es imposible de lograr.
Conclusión
Termina el profesor Castellanos afirmando que las palabras salvan vidas, y también duelen. No es lo mismo estar triste que melancólico.
Aquí tiene una sugerencia muy práctica, a toda palabra se tiene un significado negativo, conocer las palabras que son antónimas de la misma. Ejemplo: Si estoy alterado, piensa en las palabras como serenidad, calma, sosiego, paz. Al pensar en ellas ocupan un espacio e nuestra mente y nos ayudan a llegar a ese estado que reflejarán. Y te recuerdo, estimado lector, las personas nos recordarán, no por lo que les dijimos, sino por cómo los hicimos sentirse, así que ten cuidado con tu lenguaje, las palabras duelen, y también salvan vidas. ¡Feliz domingo!
Octavio F. Ballesteros Navarro. Socio del Despacho Asesores Ballesteros. Focalizados planes de ahorro y protección, y deducibles.
octavio@ballesterosyasociados.com.mx.
FB: asesores Ballesteros
Twitter: @octavioballes
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