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Desecha México hasta $6,850 mdd

El pasado viernes por la tarde el Gobierno federal oficializó que en estos momentos de la pandemia, es el Estado el que debe garantizar la confiabilidad del Sistema Eléctrico Nacional (SEN). 

Aunque la economía se desploma, el desempleo se dispara y las expectativas lucen cada vez más desoladoras, el Gobierno de la 4T continúa desechando las inversiones productivas.
Ahora le tocó “el garrotazo lópezobradorista” a quienes promueven las energías limpias como la fotovoltaica y eólica que actualmente impulsan 44 proyectos en 18 entidades mexicanas con una inyección de capital por 6 mil 400 millones de dólares proveniente de 19 países de la Unión Europea.
También, se frenan inversiones canadienses por 450 millones de dólares. La bolsa global, que está a nada de perderse, es de 6 mil 850 millones de dólares, unos 170 mil millones de pesos que generarían casi 80 mil empleos.
El pasado viernes por la tarde el Gobierno federal oficializó que en estos momentos de la pandemia, es el Estado el que debe garantizar la confiabilidad del Sistema Eléctrico Nacional (SEN). 
La decisión fue tomada luego que el Centro Nacional de Control de Energía (Cenace), emitiera un acuerdo argumentando que durante el tiempo de contingencia por el coronavirus se detectaron fallas en la red eléctrica y que la generación intermitente de las centrales fotovoltaicas y eólicas afectaban la confiabilidad del SEN. Curiosamente esto pasa cuando se desploma la demanda de electricidad por la pausa empresarial.
Entonces el Cenace opta por suspender las pruebas preoperativas y las autorizaciones de nuevas centrales, cerrando así la puerta a las millonarias inversiones en renovables.
Por ende se detienen todas las inversiones privadas en generación de electricidad, privilegiándose a las centrales de combustibles fósiles; también se bloquea la posibilidad de generar energía a menor precio. Con esta medida se cobija directamente a la CFE e indirectamente a la ineficiente Pemex.
Así las energías renovables en México tenderán a achicarse y sus años dorados difícilmente volverán a repetirse (por lo menos en este sexenio). Anualmente este prometedor sector registraba inversiones por 4 mil millones de dólares.
En el 2019 México detentaba el puesto número 14 entre los países que más invertían en energías renovables. Del 2010 al primer semestre del año pasado el País había canalizado 23 mil millones de dólares en nueva capacidad de energía limpia.
Este “boom” industrial lo enfría AMLO de un solo plumazo jurídico.
IMPACTA A SONORA
El freno de las energías renovables le pega de frente a Sonora.
En los últimos años la entidad reporta cuantiosas inversiones reales y potenciales en proyectos de construcción de extensos parques fotovoltaicos; la eólica apenas se asoma.
Empresas de talla mundial como At Solar-Biofields-Acciona, Bluemex Power e Iberdrola Renovables, han canalizado unos 750 millones de dólares para producir alrededor de 700 megawatts.
La planta fotovoltaica de Puerto Libertad, donde coinvierten la mexicana Tuto y la española Acciona Energía, es una de las más grandes del mundo capaz de producir electricidad para más de 580 mil hogares.
La atractividad solar de Sonora es innegable.
La entidad capta energía solar equivalente a mil 757 kw al año, lo que significa el 21% del potencial nacional, gracias a que recibe 45% más radiación solar que el promedio de todas las entidades del País; en este campo nos igualamos al desierto del Sahara. 
Pero no obstante tal fortaleza el Presidente la desaparece y debilita a Sonora.
“DE BUENAS INTENCIONES…”
Como usted sabe, la frase completa es: “De buenas intenciones está lleno el infierno”.
En términos generales ese es el mensaje que transmite “La nueva política económica en tiempos del coronavirus”, publicado el pasado viernes por López Obrador que está repleto de buenos propósitos, pero carece de acciones racionales.
En un documento de 30 páginas y más de 8 mil palabras, el mandatario le atiza a la IP y apapacha al pueblo, “… cuando estalló la crisis por el coronavirus, los representantes del sector empresarial de México, nos solicitaron… una tregua en el pago de impuestos… supuestamente para beneficio de las pequeñas y medianas empresas.
“Les respondimos que no sería de esa forma como enfrentaríamos la crisis, y también les expresamos que no habría rescates o subsidios para las grandes corporaciones y que no dejaríamos en estado de indefensión a la mayoría de los mexicanos; en otras palabras, que íbamos primero a rescatar a los pobres”.
Ideológicamente el Presidente está en lo correcto, pero en la lógica económica el mandatario se esmera en la construcción de una majestuosa “fábrica de pobres”.


Javier Villegas Orpinela tiene maestría por el Itesm, economista UANL y diplomado en Northwestern University. Director de la revista Correo y profesor de Economía en la Unison.

 

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