Año de optimismo
La verdad es muy distinta. En este 2025 que hoy termina el Banco de México calcula que la economía está cerrando con un crecimiento de 0.3%.

JAQUE MATE
La propaganda busca siempre presentar un rostro optimista. No importaba lo mal que fueran las cosas en el País, incluso en la pandemia que mató a más de 800 mil mexicanos, el ex presidente Andrés Manuel López Obrador insistía en afirmar: “Vamos bien, requetebién”. En su informe del 1 de septiembre de 2022 afirmó: “Creo con racionalidad, con mística y con optimismo que triunfará la Cuarta Transformación de México. Y en lo personal, me siento bien y de buenas”.
La presidenta Sheinbaum, como en otros temas, está aplicando el mismo principio. Este 15 de diciembre afirmó: “Está muy fuerte la economía de México, por más que haya algunos que digan que no. Tiene una enorme fortaleza la economía nacional y es gracias también al cambio de modelo. Entonces vamos bien y vamos a ir mejor”.
La verdad es muy distinta. En este 2025 que hoy termina el Banco de México calcula que la economía está cerrando con un crecimiento de 0.3%. Si consideramos un aumento poblacional de 1% anual, la cifra representa una contracción del producto per cápita. Lo peor es que se registra después de seis años de un crecimiento promedio de solo 0.9% anual. Desde la década perdida de los años ochenta no habíamos sufrido un periodo de estancamiento tan prolongado.
La Presidenta subraya la fortaleza del peso como prueba de la solidez de la economía nacional, pero es un concepto machista superado por el tiempo. “Defendamos nuestro peso”, dijo el presidente José López Portillo el 17 de agosto de 1981. “Esa es la estructura que conviene al País. Esa es la estructura a la que me he comprometido a defender como perro”. Sin embargo, la divisa mexicana, que se encontraba alta en los mercados gracias a los ingresos del petróleo, se desplomó meses después. Hoy está sólida nuevamente, abajo de las 18 unidades por dólar, pero esta valuación afecta a las exportaciones y a los productores locales mientras que ayuda a los importadores. A los políticos se les olvida que el tipo de cambio no es más que un factor que equilibra las cuentas externas. Hoy los ingresos petroleros se han desplomado, pero las remesas y los altos intereses están dando fortaleza al peso.
Casi todos los países están cerrando este 2025 con tasas de crecimiento superiores a la nuestra. Estados Unidos, nuestro principal socio comercial, está registrando 1.9%, más de seis veces más. China, 5.1; Canadá, 1.7; Japón, 1.3. Los países del euro están terminando con 1.4 y España es la gran sorpresa con 2.8. En Latinoamérica, la Argentina de Javier Milei encabeza las listas con 4.5, seguida de Perú con 3.3, Colombia con 2.8, Chile con 2.5 y Brasil con 2.4 (The Economist). Es verdad que la presidenta Sheinbaum goza de una gran popularidad, comprada con las ayudas que su Gobierno reparte, pero los nubarrones empiezan a converger sobre el firmamento. La deuda pública, de 10.8 billones de pesos en 2018, rebasará los 20 billones al concluir 2026; Pemex es un barril sin fondo; la inversión fija cayó 8.4% anual en septiembre, último mes reportado.
La Presidenta, sin embargo, reitera el mensaje de que la economía está muy fuerte. Es un mensaje emocional, que no tiene nada que ver con las cifras reales, y destinado a apuntalar la popularidad del régimen. Ya lo dijo Joseph Goebbels: “La propaganda debe ser popular, no intelectualmente complaciente. No es la tarea de la propaganda descubrir verdades intelectuales”.
ACORDEONES
2025 será recordado como el año en que el País perdió un sistema judicial independiente. Un ex presidente, López Obrador, que se molestaba con los fallos de los jueces y les advertía “Que no me salgan con el cuento de que la ley es la ley”, logró finalmente desmantelar el sistema para tener jueces obedientes, que le deben su cargo al Gobierno y sus acordeones.
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