¿Qué tan noble es el Nobel?
...no es fácil evaluar el sentido ético de varios ganadores del Nobel de la Paz

Hablando del Nobel de la Paz. La interpretación tradicional del testamento de Alfred Nobel en relación a quién merecería el Nobel de la Paz pareciera opacarse de nuevo según las controversias originadas por la entrega de ese galardón a María Corina Machado que, si bien no puede negarse su lucha intra y extramuros por las libertades y justicia en su país, la intención literal de Nobel en su legado dice que tal reconocimiento será para “la persona que haya realizado el mayor o el mejor trabajo en favor de la fraternidad entre las naciones, la abolición o reducción de los ejércitos permanentes y la celebración y promoción de congresos de paz”.
Frente a esto la aprobación de Machado a que militares extranjeros -en este caso fuerzas armadas estadounidenses- pudieran intervenir en suelo venezolano a fin de apoyar la liberación de un pueblo sometido por un régimen que objetivamente no ha mostrado elementos suficientes de legitimidad para continuarse en el poder y además ser ejecutor de prácticas represivas e injustas contra quienes piensen diferente o se le opongan abiertamente, condición que ya resulta imposible de ignorar.
Frente a esto las expresiones de Machado han resultado controversiales en muchos ambientes.
El hecho de que ya se suman varios Nobel de la Paz que se han entregado a personajes que, por su ejercicio político, militar y guerrillero, han sido calificados como no ser merecedores de ningún reconocimiento por su contribución a la paz.
Y es que no es fácil evaluar el sentido ético de varios ganadores del Nobel de la Paz precisamente cuando están o estuvieron comprometidos con tareas de Gobierno o ejércitos nacionales, movimientos insurgentes, frentes de liberación o similares, precisamente por la contradicción que, al menos en apariencia, representa reconocer alguna lucha por la paz a quien tuvo que ver con armas y ataques, daños y muertes.
Uno puede preguntarse si, por ejemplo, el libertador de un pueblo siendo miembro de un grupo armado que hizo la guerra, guerrilla o levantamiento contra un Gobierno autoritario, dictatorial o totalitario podría ser considerado tan siquiera candidato al Nobel de la Paz.
La inmensa mayoría de los grandes héroes que dieron nueva patria a muchos pueblos lo consiguieron por la vía de las armas, lógicamente dando muerte, cárcel y destrucción a multitudes hogares y ciudades enteras.
¿Serían los más insignes héroes, libertadores, independistas de muchas naciones merecedores del Nobel de la Paz? Ciertamente ha habido quienes, bajo estos criterios, han sido innegables promotores de la paz y nunca de la guerra, la Madre Teresa de Calcuta (Nobel en 1973) es la persona más emblemática de ello, también está Martin Luther King (1964), pero por otro lado están varios Nobel de la Paz que hicieron la guerra con sus muertes y demás, por ejemplo Teodoro Roosvelt, (1906), que fuera Presidente de los Estados Unidos (por cierto, además, Doctor Honoris causa por la UNAM en 1910); Henry Kissinger (1973), célebre político con relevantes implicaciones en la Guerra de Vietnam.
También Nelson Mandela (1993) que desde el movimiento MK en Sudáfrica promovió actos terroristas el Día del Juramento en 1961; el palestino Yassir Arafat y el israelí Isaac Rabin (1994) ambos militares y políticos, cada uno con su facción; Barak Obama (2009) Presidente de los Estados Unidos que aumentó el número de militares norteamericanos en Afganistán.
En fin, no son pocos los galardonados con el Premio Nobel de la Paz que han tenido intervención directa ya sea desde al poder político, ya sea desde el mando militar o ya sea desde la insurgencia y la guerrilla, que en su momento también fueron controvertidamente discutidos por la opinión pública mundial.
Para mí está claro que en la superficie y también en el fondo de estas controversias, más que una genuina discrepancia en los niveles conceptuales de las complejidades éticas de la guerra y la paz, lo que más motiva a tomar bando a los opinadores en esta materia es su filiación ideológica y política… y hasta partidista.
Jesús Canale
Médico cardiólogo por la UNAM.
Maestría en Bioética.
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