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La CNTE en el Zócalo

La actividad de esa organización chantajista y extorsionadora, que forma parte ya de la delincuencia organizada, fue favorecida, al igual que la de otras bandas criminosas, por el régimen obradorista.

. Catón

DE POLÍTICA Y COSAS PEORES

No acabarán jamás las desazones conyugales de don Cornalino. El otro día llegó a su casa en hora inusitada, y al entrar en la alcoba vio a su esposa en pelotier, o sea sin ropa. Sobre una silla al lado de la cama había un atuendo masculino: Bóxer, camiseta, camisa, pantalones, tirantes, saco, a más de zapatos de varón. Amoscado el señor le preguntó a su esposa: “¿Y esa ropa?”. Contestó ella: “Es mía. Se ha puesto de moda que las mujeres vistamos ropa de hombre, por aquello de la igualdad de género”. El mitrado marido aceptó la explicación. Se disculpó con la señora por haber dudado de ella, y fue hacia el clóset a fin de colgar su saco. Al abrir la puerta se topó de manos a boca con un tipo igualmente nudo, corito, o sea en cueros. Le preguntó, furioso: “¿Qué hace usted aquí?”. Respondió el individuo, imperturbable: “Si le creyó a su esposa eso que le dijo, también me creerá a mí si le digo que estoy esperando el autobús”.

Dulcibella, muchacha en flor de edad, soltera, llevó a su padre a un dispensario. Ahí le dio una noticia: Estaba ligeramente embarazada. Inquirió el genitor, acojonado: “¿Y por qué me trajiste al dispensario para decirme eso?”. Explicó Dulcibella: “Para que me dispenses”.

Comentó la tía de Pepito: “Vengo del salón de belleza”. Preguntó el chiquillo: “¿Y estaba cerrado?”.

Dijo un tipo: “Me gusta el matrimonio. Gracias a él no tienes que pelear con extraños”. Otro sujeto, al contrario, se mostraba renuente a matrimoniarse. Declaraba: “¿Para qué hacer infeliz a una mujer, cuando puedo hacer felices a varias?”. En fin, cada quién su vida, y cada quién bajada. Cada cabeza es una barbacoa.

“Parecer quiere el denuedo / de vuestro parecer loco / al niño que pone el coco / y luego le tiene miedo”. La admonitoria redondilla de sor Juana es aplicable a las vallas colocadas para proteger al Palacio Nacional contra los desmanes, se dice, de la CNTE. La actividad de esa organización chantajista y extorsionadora, que forma parte ya de la delincuencia organizada, fue favorecida, al igual que la de otras bandas criminosas, por el régimen obradorista. Pero bien dice el proverbio popular: De que la perra es brava hasta a los de casa muerde. Los sedicentes maestros se volvieron contra el sistema que los alimentaba, y en busca de más dineros y más gajes lo presionaron y siguen presionando.

Algunos suspicaces piensan que la presencia de la CNTE en el Zócalo obedece más bien a la idea de oponer una fuerza a los manifestantes que el próximo día 15 saldrán a la calle en la Ciudad de México a protestar contra el mal Gobierno, si me es permitido el uso de esa expresión de Hidalgo. La falta de transparencia en los asuntos públicos da pábulo a toda clase de sospechas, así que no debe extrañar ésta. Lo cierto es que a la Presidenta se le está enredando la pita, y ya no siente lo duro, sino lo tupido. El coco y el miedo que dijo la Décima Musa.

Lord Highrump, gobernador de las Islas Hamburger, vecinas de las Sandwich, iba a visitar al rey de los isleños. Acostumbraban los nativos andar paradisíacamente desnudos, pero su rey les ordenó que el día de la visita llevaran taparrabos, pues con el gobernador iban a venir su esposa, sus hijas, su suegra, sus cuñadas y una tía. Llegaron los visitantes, y el rey los invito a pasar por la valla que había ordenado para recibirlos. Sucedió -¡horror!- que los aborígenes se habían cubierto la parte de atrás, mas no la de adelante, que estaba plenamente a la vista, sin cobertura alguna. Entre las damas hubo alboroto -no alborozo- general, con soponcios y desmayos. Uno de los nativos le explicó al rey: “Usted dijo taparrabos, no tapapichas”.

FIN.

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