El plan Michoacán
Con talante constructivo declaro ahora mi esperanza de que los abundantísimos recursos que la 4T volcará sobre Michoacán no tengan sólo propósito cosmético...

DE POLÍTICA Y COSAS PEORES
“Cada día, asegurada, / harás una pend…. / El día que no hagas dos / debes dar gracias a Dios”. Certifico la validez de los anteriores versos pareados. En lo relativo a mi persona diré que cotidianamente incurro en varios mayúsculos dislates. Don Abundio el del Potrero me tiene bien medido. Una mañana estábamos conversando afuera de la casa campesina. A él le daba la sombra de la pared; yo estaba con el Sol en plena cara. “Véngase p’acá -me dijo el socarrón viejo al tiempo que me jalaba hacia la sombra-. Mire: Si llega a ver a uno que pudiendo estar en la sombrita está en el Sol, haga negocios con él. Ha de ser muy pen…”. Por eso acertaba aquel comerciante de mi ciudad que todos los días, muy temprano, llegaba a la Capilla del Santo Cristo de Saltillo. No entraba al templo. Desde la puerta le hacía a la venerada imagen una seña consistente en juntar casi los dedos índice y pulgar de la mano derecha puesta en alto. Hecho eso se iba a sus labores. Le preguntaban el significado de tan extraño rito. Contestaba: “Le pido al Señor que ese día me mande a alguien que sea un poquito más pen… que yo”. No vacilo en decir que con asiduidad digna de mejor causa cometo pend…. Y no estoy solo en ese hábito. Dice el Eclesiastés (I, 15), que el número de los tontos es infinito. Mis cuatro lectores, sin embargo, son comprensivos y benévolos, y perdonan mis dislates, pues saben que los cometo sin ánimus chingandi, si me es permitida esa expresión apócrifa. Con talante constructivo declaro ahora mi esperanza de que los abundantísimos recursos que la 4T volcará sobre Michoacán no tengan sólo propósito cosmético, es decir de apurado manejo para capear el temporal de la indignación generada por el artero crimen cometido en la persona del alcalde de Uruapan, sino que esos recursos sirvan en verdad para arrebatar a los delincuentes los territorios de los cuales se han apoderado, y para poner fin a sus desmanes. Harto sospechosa, por cierto, es la muerte del imberbe sicario que asesinó al hombre del sombrero. Cuando Toral disparó contra Obregón, quienes estaban junto al sonorense sacaron sus pistolas para dar muerte al agresor. Alguien gritó: “¡No lo maten! ¡Debemos saber quién lo envió!”. Lo cierto es que nadie lo había enviado: Actuó solo, movido por una fe religiosa extrema y equivocada. ¿Qué hay tras el hecho de que el asesino de Carlos Manzo haya sido asesinado? El caso amerita investigación a fondo, pues en esto hay trasfondo. Y me perdonarán, pero lo que digo no es ninguna pen.... Capronio, sujeto ruin y desconsiderado, le dijo a su mujer: “Cuando cumplamos 25 años de casados te llevaré a China”. Ella se alegró, pero añadió Capronio: “Y si llegamos a los 50 posiblemente iré a visitarte allá”. En la Roma de los césares el médico aplicó el oído a la espalda de su paciente y le pidió: “Diga ‘treinta y tres’”. Dijo el romano: “Equis, equis, equis; palito, palito, palito”. (Nota. Un chiste más como éste y mis cuatro lectores quedarán reducidos cuando mucho a dos). Sir Lonn, audaz explorador, iba por una espesa jungla donde la mano del hombre blanco jamás había puesto el pie. En eso se le apareció un salvaje que lo amenazó con su lanza. Sir Lonn esgrimió su rifle Magnum, pero el arma se trabó. Exclamó el explorador: “¡Ya me jo..!”. En eso oyó una majestuosa voz venida de lo alto: “No te has jod…, hijo. Dale al pagano una patada en los testículos”. Sir Lonn hizo eso, y el salvaje huyó profiriendo tremendos ululatos de dolor. En eso aparecieron 100 salvajes. Volvió a oírse la majestuosa voz venida de lo alto: “Uta, hijo. Creo que ahora sí ya te jodiste”. FIN.
MIRADOR
POR ARMANDO FUENTES AGUIRRE.
El rey Cleto está escribiendo sus memorias.
Sus olvidos, mejor dicho, pues no habla de sus enormes yerros, del grave daño que causó con sus estupideces, nacidas de la soberbia y la arrogancia.
Toda una biblioteca podrá escribir el soberano para intentar salvarse del juicio de la Historia. Esta ceñuda maestra no perdona, y rendirá su veredicto por encima de la adulación y las zalemas de quienes a la sombra del monarca se hicieron de tierras, casas, dineros y poder.
Si el rey Cleto tuviera un adarme de conciencia seguramente no podría dormir por los remordimientos que le causarían sus malas acciones y sus peores omisiones. Pero a más de ignorante es inconsciente. El poder lo cegó, y esa ceguera le impide ver la destrucción con que asoló a su pueblo.
Que el rey Cleto no escriba ya otro libro.
Mejor será que lea alguno.
¡Hasta mañana!...
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