Reconocer a Palestina: Un gesto simbólico, tardío y sin efectos reales
El origen del conflicto árabe-israelí explica la dificultad de llegar a una solución.

Al ser cuestionada ayer sobre el reciente reconocimiento de Palestina por Reino Unido, Canadá, Australia y Portugal, la presidenta Claudia Sheinbaum recordó que México lo reconoce desde 2012 y que seguirá impulsando la solución de dos estados con base en las fronteras de 1967.
Con esa decisión se suman a España, que formalizó su reconocimiento en 2024, y a Francia, que lo hará de un día para otro. Esto refleja una fractura creciente en Occidente frente a Israel y marcan distancia con Estados Unidos, que insiste en mantener todo bajo una negociación bilateral.
El origen del conflicto árabe-israelí explica la dificultad de llegar a una solución. La Resolución 181 de la ONU, que en 1947 proponía dividir Palestina en dos estados, desembocó en choques inmediatos. En diciembre de ese año hubo ataques en Adén (Yemen) y Alepo (Siria), con decenas de judíos asesinados, y en la Palestina bajo administración británica estalló la guerra entre milicias judías y árabes. Meses después, en 1948, Israel declaró su independencia y fue reconocido por las potencias. Del lado palestino se dio la expulsión de más de 700 mil personas de lo que había sido su hogar ancestral.
Desde entonces, con su veto en el Consejo de Seguridad de la ONU, EE.UU ha bloqueado avances hacia un Estado palestino. En abril de 2024 frenó su admisión plena en la ONU. Además, Donald Trump, movido por sus intereses económicos, es visto por críticos como un títere del primer ministro Benjamín Netanyahu.
Ayer mismo, Netanyahu calificó los reconocimientos como una “recompensa al terrorismo” y reiteró que jamás permitirá un Estado palestino al Oeste del Río Jordán. Incluso plantea una anexión parcial de Cisjordania. Mientras, es acusado de terrorismo de Estado y genocidio en Gaza. El miércoles pasado, Brasil se unió a Sudáfrica, Chile, Colombia, Cuba, España, Irlanda, México y Turquía ante la Corte Internacional de Justicia para acusar a Israel de genocidio. Ayer la Presidenta reiteró que la posición de su gobierno es “que pare este genocidio en Gaza… Y que no puede haber una agresión a la población civil como la que está habiendo en este momento”.
En el actual conflicto el costo humano es insoportable. El salvaje ataque de Hamas a Israel del 7 de octubre de 2023 dejó mil 195 muertos y el secuestro de 251 rehenes. La respuesta israelí ha causado más de 65 mil muertos en Gaza, la mayoría civiles. Según la ONU, entre 54% y 70% son mujeres, niños y ancianos. La desproporción es evidente y ha provocado condenas globales, aunque sin sanciones reales contra Israel.
México ha mantenido una postura consistente: En 1947 se abstuvo de votar la partición, en 1950 reconoció a Israel y en 2012 apoyó otorgar a Palestina el estatus de Estado observador en la ONU. Hoy insiste en la solución de dos estados y en Jerusalén Este como capital palestina.
El problema es que cada año esa salida se aleja. Los asentamientos de colonos israelíes crecen en Cisjordania y las muertes ahí y en Gaza se multiplican. El reconocimiento occidental llega tarde y luce más como un intento de salvar la imagen de gobiernos que callaron ante la devastación en Gaza que como un paso real hacia la paz.
Por ahora, Palestina es un Estado reconocido en discursos, pero sin territorio, soberanía ni futuro claro para su pueblo.
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