Nuestras primeras elecciones venezolanas
Las elecciones judiciales de este año fueron fraudulentas. Morena utilizó el aparato del Estado para manipular los resultados finales.

Juegos de poder
Las elecciones judiciales de este año fueron fraudulentas. Morena utilizó el aparato del Estado para manipular los resultados finales. Publicaron acordeones que repartieron entre sus huestes con los nombres de los candidatos que había que votar. Ellos fueron los que ganaron.
Finalmente, los árbitros electores, primero el Instituto Nacional Electoral (INE), luego el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (Tepjf), legalizaron este resultado a pesar del fraude cometido.
Fue nuestra primera elección venezolana.
Fue el primer atisbo de lo que viene en materia electoral en nuestro País.
Nunca me ha gustado la comparación entre México y Venezuela, es decir, la idea de que el régimen lopezobradorista acabará convirtiéndose en lo que actualmente es el régimen bolivariano implementando por Hugo Chávez y Nicolás Maduro. No me gusta porque hay un mar de diferencias entre las dos naciones.
Sin embargo, me temo que las similitudes comienzan a ser dignas de tomarse en cuenta en materia electoral.
El año pasado, en Venezuela se llevaron a cabo elecciones presidenciales. De parte del oficialismo se presentó Maduro a la reelección. Del lado opositor, el régimen prohibió la participación de María Corina Machado y tuvieron que lanzar a un candidato poco conocido: Edmundo González.
A pesar de que el chavismo utilizó todo el aparato del Estado para movilizar el voto a favor de Maduro, González ganó. Con la recopilación del 83% de las actas de las casillas electrónicas, que después subieron a un sitio de Internet, la oposición demostró que González obtuvo más del doble de votos (67%) que Maduro (30%).
Sin actas ni recuento de datos, el Consejo Nacional Electoral (CNE), controlado por el régimen, presentó otros resultados donde ganaba Maduro con el 52% de los votos.
La Sala Electoral del Tribunal Superior de Justicia realizó un peritaje para establecer “la verdad” sobre los comicios. También controlado este órgano por el chavismo, ratificó los resultados fraudulentos del CNE sin presentar pruebas algunas.
Una vergüenza.
Igualito en México con el Tepjf y la elección judicial.
Con una diferencia. Aquí el control del régimen morenista sobre el INE y el Tepjf es sobre una mayoría de consejeros y magistrados, no como en Venezuela donde el chavismo controla a todos los árbitros electorales.
Aquí todavía hay una minoría en el INE y Tepjf que vieron lo que vimos todos, es decir, el fraude de los acordeones. Votaron a favor de no validar la elección judicial los consejeros del INE Arturo Castillo, Martín Faz, Claudia Zavala, Dania Ravel y Jaime Rivera. Y a favor de anular estos comicios los magistrados Reyes Rodríguez y Janine Otálora en el Tribunal.
Los siete dieron la lucha por evitar que se impusiera un proceso fraudulento en el proceso que realizó Morena para capturar al Poder Judicial de forma grosera.
Del otro lado, están los seis consejeros del INE que controla Morena y que sistemáticamente han votado a favor de resoluciones que favorecen a este partido: Jorge Montaño, Norma de la Cruz, Rita Bell López, Uuc-kib Espadas, Carla Humphrey y la presidenta Guadalupe Taddei. Súmese los tres magistrados del Tepjf Felipe de la Mata, Felipe Fuentes y la presidenta Mónica Soto.
A pesar de que Reyes Rodríguez presentó pruebas sólidas sobre los acordeones, los jueces morenistas rechazaron anular las elecciones fraudulentas con una gran pereza argumentativa.
Sin recato alguno, ya desvergonzados en su alineación con el régimen lopezobradorista, imitando a sus pares venezolanos, salieron con el argumento de que no existía prueba alguna de que los acordeones se hayan utilizado para influir en el voto de los ciudadanos.
Falso. Los candidatos que aparecen en los acordeones son los que ganaron.
Como ha demostrado Javier Aparicio, académico del CIDE, en un estupendo análisis estadístico: “Los patrones de voto observados a nivel casilla sugieren una proporción significativa de votos inducidos o coordinados en favor de ciertas candidaturas. Es tan absurdo esperar que el voto para la Corte hubiera sido completamente aleatorio, como lo es el suponer que los acordeones deberían traducirse en un voto uniforme o una super mayoría de votos en su favor en todas las demarcaciones. Lo que se observa en el resultado electoral del 1 de junio es una ventaja contundente de las candidaturas señalados en ciertos acordeones, acompañados de la fragmentación y varianza propias de una elección con listas abiertas”.
Lo que viene en la próxima reforma electoral es desaparecer a la minoría en el INE y Tepjf que todavía se atreve a llamar fraude al fraude y, por tanto, proponen la anulación de los comicios. Lo que viene es que todos los árbitros electorales, todos, sean gente del régimen que validen un fraude sin chistar. Como en Venezuela.
Leo Zuckermann
X: @leozuckermann
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