Trabajadores hartos… menos en México
Según su Encuesta Nacional de Bienestar de noviembre de 2024, los mexicanos califican su satisfacción con la vida en 8.4 sobre 10.

Mientras la inteligencia artificial promete revolucionar el trabajo, la mayoría de las personas en el mundo no encuentran satisfacción en su trabajo. Según el informe State of the Global Workplace 2025, elaborado por Gallup con datos de más de 140 países y difundido recientemente, el mundo laboral está sumido en una profunda crisis de desconexión emocional. Sólo 21% de los empleados globales se sienten comprometidos con su trabajo, una caída igual a la registrada durante los peores meses de la pandemia. El costo estimado: 438 mil millones de dólares en productividad perdida.
Pero hay una excepción que sorprende: México.
Aquí, 30% de los trabajadores dicen sentirse comprometidos con su trabajo. Y más aún: 54% asegura que está “prosperando” en su vida personal, una cifra que deja atrás a países mucho más ricos como Alemania, Japón o Reino Unido.
¿Cómo explicar este contrasentido en un país donde más de la mitad de los empleos son informales, los salarios son bajos y la seguridad laboral es escasa?
Datos del Inegi ayudan a entenderlo. Según su Encuesta Nacional de Bienestar de noviembre de 2024, los mexicanos califican su satisfacción con la vida en 8.4 sobre 10. Aprecian sus relaciones personales, vivienda, ocupación y expectativas de futuro. Lo que menos valoran es la seguridad pública y la situación del País.
La paradoja es inquietante: El mexicano promedio se siente mejor consigo mismo que el empleado promedio de una economía desarrollada. Quizás porque aún conserva lo que muchas sociedades han perdido: Vínculos humanos, familia cercana, sentido de pertenencia y una notable capacidad de adaptación al caos.
Además, en el entorno laboral mexicano, incluso con sus deficiencias estructurales, persisten elementos culturales que amortiguan el malestar: La cercanía con los compañeros, la informalidad en las relaciones jerárquicas, el sentido del humor, el espíritu colaborativo. No se trata de que el empleo sea bueno, sino de que su entorno humano sigue ofreciendo refugio emocional. Eso explica por qué, pese a la precariedad, millones de trabajadores no se sienten vacíos ni alienados.
Eso no significa que México esté bien. Significa que podría estar mucho mejor si se hiciera algo para aprovechar ese potencial.
Gallup estima que si un país eleva su nivel de compromiso laboral al de las mejores organizaciones (alrededor del 70%), su economía puede crecer hasta 9%. En México, eso equivaldría a más de 100 mil millones de dólares adicionales cada año. La clave está en los jefes: El 70% del compromiso de un equipo depende directamente de su gerente. Y sin embargo, la mayoría de ellos no recibe capacitación básica.
Lo que revela este informe es que el mundo está cansado de trabajar y que para millones el trabajo dejó de tener sentido. En ese contexto, México destaca no por la solidez de su economía o instituciones, sino por su capacidad de preservar cierta conexión humana en los lugares de trabajo. Esa ventaja cultural ofrece una oportunidad concreta. Si se fortalece con liderazgo, capacitación y políticas centradas en las personas, podría traducirse en mayor productividad y bienestar. Si se ignora, México irá por el mismo camino de desgaste y desconexión que enfrentan tantas otras sociedades.
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