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De aranceles a cambio de régimen

Sí, hay que entender que esta “guerra” también cuenta con una fuerte dosis de cinismo e hipocresía.

Ana María Salazar

Ana María Salazar

La guerra arancelaria iniciado por Donald Trump dejó de ser una estrategia para defender el empleo y la industria nacional. Y el argumento de que los aranceles ayudarán a reducir el déficit y a justificar su reducción de impuestos para los más acaudalados tampoco tiene mucho asiento en la realidad. Su “guerra” podría ser una cortina de humo para desviar la atención del hecho que ha tenido muchas dificultades de detener las guerras en Ucrania y Gaza. Él aseguró en la campaña que habría paz en “24 horas”, insinuando que el era todo poderoso, comparado con el “incapaz” de Joe Biden.

Pero cómo olvidar que la cortina de humo lanzado por Trump incluye el lanzamiento del último perfume de Trump, “Victory 45-47” con un costo de 249 dólares cada botella de 100 ml. “Triunfo, Fuerza y Éxito”, es el lema publicitario de este exquisito líquido que podría esconder el olor podrido del otro negocio de la familia Trump: El celular T1. Sí, estimado lector, usted leyó correctamente. Además de criptomonedas, la familia Trump vende celulares a $499 dólares con un plan de $47.45 dólares al mes. Todo señala que los T1-Trump Mobile-son manufacturados en China. ¿Será que buscarán competir con el mercado de iPhone? Trump está exigiendo al CEO de Apple, Tim Cook, que trasladen la producción de iPhones al territorio estadounidense. La reacción de Tim, hasta el momento, ha sido: No thank you.

Y es que, supuestamente una de las justificaciones de la “guerra arancelaria” es crear incentivos para promover más inversiones y producción de bienes y servicios en los Estados Unidos. Pero es difícil entender cómo le exigen a Apple producir celulares en Estados Unidos, cuando los hijos del mismo Trump promueven la venta de celulares que no son producidos en territorio nacional.

Sí, hay que entender que esta “guerra” también cuenta con una fuerte dosis de cinismo e hipocresía. De hecho, la mejor forma de entender la “guerra arancelaria” no es una nueva estrategia comercial, sino un “Power Grab” -Usurpación del poder.

De hecho, los analistas financieros y económicos han entendido y se han beneficiados de entender el cinismo de la administración Trump. Es el fenómeno TACO (Trump Always Chickens Out) que es la estrategia de negociación de Trump -una estrategia emocional, inconsistente y marcada por vaivenes impredecibles. Es una estrategia de negociación que no responde a tácticas racionales sino a caprichos personales, donde la amenaza constante sustituye la diplomacia y la coherencia. En este espacio escribí sobre la estrategia TACO hace algunas semanas. Y de hecho vimos de nuevo cómo, de nuevo, Trump pospuso la implementación de sanciones recíprocas hasta el 9 de agosto. Y los mercados bursátiles felices -ellos sí entendieron este juego.

Pero esta semana surgió otra vertiente de la “guerra arancelaria” de Trump: Herramienta para influenciar política interna de países antagónicos. Es fácil entender la estrategia de negociación de Trump que es aparentar ser un “bully”, a pesar de que de último momento esté dispuesto a recular para permitir más tiempo para los negociadores. Pero está semana Trump incursionó en un ámbito nuevo: Promover cambio de Gobierno haciendo uso de los aranceles.

En el caso de Canadá, esta estrategia fracasó. A pesar de las amenazas y cuestionamientos del partido liberal, los ataques de Donald Trump aseguraron que llegará al poder Mark Carney. Ahora el presidente de los Estados Unidos decidió usar la “guerra arancelaria” para influenciar la política interna de Brasil.

El ex presiente de Brasil, Jair Bolsonaro, enfrenta una condena de hasta 40 años de prisión si se le encuentra culpable de promover un golpe de Estado. Trump no sólo salió a defenderlo, sino aseguró que el también enfrentaba una “cacería de brujas”. “Él no es culpable de nada. Salvo de haber luchado por el pueblo”. Aseguró Trump en un mensaje en “Truth Social”. “No es más que un ataque contra un oponente político. Me pasó a mí multiplicado por 10”. Aseguro Trump al compararse con Bolsonaro quien en las redes sociales también celebró la defensa del Presidente. “Recibí con mucha alegría la nota del presidente Trump, ya pasó por algo semejante. Fue implacablemente perseguido, pero venció para el bien de Estados Unidos”.

Y por esta razón, Trump impuso un arancel de 50% las importaciones de Brasil en represalia por el proceso penal en contra de Bolsonaro.

Zaaz. Ahora la “guerra arancelaria” entra a una nueva fase: Uso de aranceles para proteger y asegurar gobiernos de la derecha populista.

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