Nunca es demasiado tarde
Hay una parábola de Jesús que alimenta nuestra esperanza mostrándonos que nunca es demasiado tarde, que no podemos darnos por vencidos; nos recuerda que el Señor no deja de salir a nuestro encuentro.

“Nunca se es demasiado viejo para soñar un nuevo sueño” (CS Lewis).
Hay una parábola de Jesús que alimenta nuestra esperanza mostrándonos que nunca es demasiado tarde, que no podemos darnos por vencidos; nos recuerda que el Señor no deja de salir a nuestro encuentro. Es la parábola de los obreros que esperan en la plaza del mercado a que alguien los contrate para trabajar, y sobre la cual el papa León XIV hizo una interesante reflexión.
Comenta el Papa que esta parábola es muy adecuada para nuestros tiempos, pues a veces podemos no encontrarle sentido a nuestra vida: Sentirnos inútiles, inadecuados, sin ser reconocidos ni apreciados. Quizás no hemos llegado a tiempo, otros llegaron antes, o las preocupaciones nos han retenido en otro lugar.
Pero entonces aparece un personaje que se comporta de manera insólita, que asombra e interpela. Es el dueño de una viña, que sale personalmente a buscar a sus obreros. Si no envía a alguien que lo haga es porque quiere establecer con ellos una relación personal. Así es el Señor, desea un contacto personal con cada uno de nosotros.
En la parábola, el amo de la viña sale varias veces a buscar y dar esperanza a quienes esperan dar sentido a sus vidas, señala el Papa. El amo sale al amanecer, y, luego, cada tres horas vuelve a buscar obreros para enviarlos a su viña. Después de salir a las 3:00 de la tarde, ya no habría razón para salir de nuevo porque la jornada laboral terminaba a las 6:00. Mas este amo incansable, que quiere a toda costa dar valor a la vida de cada uno de nosotros, sale también a las 5:00. Los jornaleros que se habían quedado en la plaza del mercado probablemente habían perdido toda esperanza. Pero alguien siguió creyendo en ellos. ¿Qué sentido tiene contratar trabajadores sólo para la última hora de la jornada laboral? ¿Qué sentido tiene ir a trabajar sólo por una hora? Sin embargo, incluso cuando nos parece que podemos hacer poco en la vida, siempre vale la pena, porque la vida tiene sentido y Dios ama nuestra vida, afirmó el papa León XIV.
Es significativa la metáfora de la plaza del mercado en donde esperan los obreros ser contratados, comenta el Papa, pues el mercado es el lugar de los negocios, donde, lamentablemente, también se compran y se venden el afecto y la dignidad, tratando de ganar algo. Y cuando no nos sentimos apreciados, corremos el riesgo de vendernos al mejor postor. El Señor, en cambio, nos recuerda que nuestra vida es valiosa, y desea ayudarnos a descubrirlo ofreciéndonos como paga una vida plena.
Por eso, alienta el Pontífice: “Queridos hermanos y hermanas, ¡no nos desanimemos! Incluso en los momentos oscuros de la vida, cuando el tiempo pasa sin darnos las respuestas que buscamos, pidamos al Señor que salga de nuevo y nos alcance allí donde lo estamos esperando. ¡El Señor es generoso y vendrá pronto!”.
La parábola continúa, pero ya se comentará en el siguiente artículo. Secundemos al Papa pidiendo que no falte la esperanza, en especial, en quienes estén desanimados, fracasados y sin ver claro el futuro, incluso a la última hora de su vida. Que el Amo de la viña les haga sentir su voz y el Señor les sorprenderá.