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Itinerarios hacia la felicidad

La manera como corresponde comunicarnos en las familias empresarias no puede ser similar a como lo suelen hacer todas las demás familias.

Carlos  Dumois

La armonía en cada familia empresaria transita por sus propios cauces. Hace poco escribimos sobre el Principio de Anna Karenina, partiendo de la frase inicial de la novela de León Tolstói, que dice: “Todas las familias felices se parecen, pero cada familia infeliz lo es a su manera”.

En ese artículo enlistamos los cuatro caminos que hemos visto que recorren las familias empresarias armoniosas. Son los cauces por donde podemos madurar juntos si queremos mantenernos unidos creando riqueza por generaciones. Son tareas permanentes para los miembros de estas organizaciones.

Los lectores me han comentado que hace falta describir cada una de esas vías. Hoy quiero compartir mis ideas al respecto. Querencia común clara y potente. En las familias que no les une un patrimonio empresarial no tienen una responsabilidad económica que les comprometa a mantenerse unidos. Su relación es espontánea y natural. Pero las familias que comparten un quehacer empresarial y unos activos productivos tienen otrovínculo adicional que condiciona su interacción.

Además de familiares, son socios, y probablemente no tuvieron nunca la posibilidad de escogerse unos a otros, les toca estar bien integrados por herencia. La misión institucional de la empresa familiar emana de la querencia familiar, y define los criterios fundamentales que conforman el propósito de la organización, en términos de su razón de ser, de sus maneras específicas de crear valor. Este es el mandato que los dueños le transmiten al Consejo y a la Dirección de la empresa. Pero si no se comprometen a seguir juntos creando riqueza, todo esto es un despropósito. Diálogo de calidad.

La manera como corresponde comunicarnos en las familias empresarias no puede ser similar a como lo suelen hacer todas las demás familias. En estas circunstancias la metodología de comunicación tiene que ser superior. Además de cordial y amigable, en este caso el diálogo ha de ser altamente efectivo.

Hemos de crear hábitos de conversación donde explicitemos premisas e intenciones, es decir, cuando hacemos una aportación, buscamos compartir sobre qué bases partimos y con qué propósito la planteamos, de manera que se propicia dar a conocer el trasfondo de nuestros pensamientos y nos abrimos a escarbar sobre ellos.

Buscamos ser objetivos y despersonalizamoslas ideas. No nos tomamos de manera personal los argumentos de los demás, no tomamos las ideas que difieren de las nuestras como ataques personales.

Fundamentamos y sustentamos lo que decimos, sin aferrarnos a ello. Cada uno explica la lógica de sus pensamientos abriéndose a trabajar juntos para crear nuevas lógicas de creación de valor en equipo. Siempre construimos con las ideas de los demás, buscando comprender lo que el otro plantea, tratando de encontrar lo positivo de cada idea y luego añadiendo algún aspecto que enriquezca esa idea.

Gestión efectiva de discrepancias. Cuando se presentan conflictos o diferencias profundas, tratamos de evitar discusiones alzando la voz o el tono del lenguaje. Si lo vemos necesario, buscamos a alguien neutral que sirva de moderador y que ayude a que cada uno se interiorice en los motivos, inquietudes y preocupaciones del otro, tratando ambas partes de hacer un esfuerzo por resolver las de ambos.

Es conveniente crear un mecanismo para dirimir estas diferencias con alguien entrenado para el manejo de métodos eficaces para hacerlo. Nosotros le llamamos sesiones de manejo de discrepancias. Liderazgo eficaz. La mentalidad de la Dueñez se enfoca a la creación de riqueza, y se sustenta en tres pilares que son las estrategias de generación, multiplicación y captura de valor.

El líder de Dueñez es la bujía de renovación de los caminos de creación de valor, es quien escucha a todos y hace síntesis en la cima de la organización tomando las decisiones más trascendentes, velando por la permanencia y la prosperidad de la empresa y cuidando la armonía entre los miembros de la familia. Este líder máximo ha de ser fuerte y justo al mismo tiempo, y tiene que establecer con firmeza las prioridades en cada momento. Las cuatro rutas básicas son las mismas para la mayoría de las familias. La forma como cada una de ellas conforma una trayectoria clara, pero flexible, hay que irla co

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