Dinámica de la Dueñez compartida
¿En qué radica que unas organizaciones cuenten con extraordinarios sistemas de gobernanza y otras tengan solo armazones burocráticas que frenan su progreso?

DUEÑEZ* EMPRESARIA
Las estructuras de gobierno cobran vida de una forma específica en cada organización. ¿En qué radica que unas organizaciones cuenten con extraordinarios sistemas de gobernanza y otras tengan solo armazones burocráticas que frenan su progreso? Compartir el rol de dueño en la cima de ellas parece que no se reduce al diseño de consejos, puestos y comités. Hay algo más que determina su funcionalidad y efectividad que rebasa la creación de los órganos de gobierno.
Hoy muchos de los autollamados expertos de gobierno corporativo se limitan a delinear las estructuras superiores de las empresas y a bosquejar su conformación y funcionamiento. La mayoría de las veces estos diseños no son más que refritos de esquemas sacados de libros o de grandes corporaciones y poco responden a la realidad de cada compañía en concreto.
Lo más grave no está en pretender institucionalizar el liderazgo compartido en la cúspide organizacional creando aparatos sofisticados de Dueñez compartida. Lo relevante de este tema ocurre mucho más en el componente dinámico del equipo de Dueñez que en su acomodo en el arreglo estructural.
El mismo organigrama puede funcionar de maneras distintas en diferentes empresas familiares. Estas diferencias apuntan al ejercicio del liderazgo y al manejo del poder. En el fondo de estas desigualdades fluye el dinamismo y la riqueza de la comunicación entre los distintos personajes que buscan compartir la Dueñez.
Dinámica de interacción en las reuniones:
La agenda y la síntesis. Definir y preparar los temas que se llevarán a la mesa enfoca de entrada las discusiones y el intercambio en cada junta. La relevancia de estos temas ubica lo que les toca atender a este nivel y evita que se metan en asuntos de la operación de los negocios. El llegar a acuerdos específicos y su correspondiente seguimiento determina su efectividad en la toma e implementación de decisiones.
Manejo de conflictos. Las discrepancias se ventilan con apertura y se da espacio para dialogar a fondo sobre ellas. Las diferencias no se ocultan ni se postergan indefinidamente, se sabe diferir sin afectar la armonía.
Calidad de diálogo. Este es uno de los rasgos que más pesan en la distinción entre sistemas de gobierno efectivos y rígidos. Se construye sobre las ideas de todos con un propósito común, y no se desgasta la relación en debates y confrontaciones inútiles.
Apertura al disenso. No se espera que el líder haga sus planteamientos y todos los demás sumisamente los acepten. La diversidad de opiniones es bienvenida y esto es la base de la riqueza de las conversaciones.
Dinámica de la interacción en el día a día:
Flujo de información. Los miembros del equipo de Dueñez aportarán su valía si comprenden a profundidad las lógicas de creación de valor, si están bien enterados del contexto de la industria y del mercado, y si cuentan con diversas maneras de informarse y estar actualizados.
La ejecución. No se pretende que los máximos decisores intervengan en la operación, ni que tomen decisiones sobre los gestores de los negocios, pero sí que puedan influir de alguna forma en las distintas trincheras, tanto como para informarse como para plantear criterios que sean útiles para los actores.
El seguimiento. Los acuerdos que se toman no se olvidan ni descuidan. Existen mecanismos para monitorear su implementación y evaluar su impacto en los resultados.
La retroalimentación. No hay lejanía entre los órganos de gobierno y las filas operativas. Así como los miembros del equipo de Dueñez pueden influir y opinar sobre la ejecución, también los gestores pueden hacer comentarios y preguntas a aquellos con libertad. Esta retroalimentación también aplica entre los distintos miembros del equipo de Dueñez.
La Dueñez compartida no ha de centrarse en la equidad, el control o la representatividad en la toma de decisiones, no. La intención de institucionalizar no es repartir el poder por razones de equilibrio. El propósito trascendente es mejorar la calidad de las decisiones y minimizar la dependencia en personajes geniales e inigualables. El diseño adecuado de las estructuras de poder es importante, pero lo decisivo es la interacción eficaz entre sus integrantes.
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