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¿Militares o civiles?

La verdad es que López Obrador sí cuestionó desde la oposición el uso de militares en tareas de seguridad pública.

Sergio Sarmiento

“Todos aquellos que dicen que esto es militarización, no es militarización. Militarización sería si quien dictara toda la política de seguridad fuera solamente el Ejército, y no es así”.

CLAUDIA SHEIBAUM MADRID, España 25-Jun-2024

El presidente López Obrador ha dicho que nunca sostuvo que regresaría el Ejército a los cuarteles: “Primero, yo nunca dije eso -declaró el pasado 25 de abril--. No, yo dije que había que apoyarlos, a las fuerzas armadas, por una razón muy sencilla: ¿Cómo es posible que con la experiencia que tiene el Ejército, que tiene la Marina, con instalaciones, con equipo, no puedan ayudarnos en el problema que más preocupa a los mexicanos que es el de la seguridad interior?”. Otras veces ha reconocido que sí lo dijo: “Cambié de opinión, ya viendo el problema que me heredaron”, apuntó el 6 de septiembre de 2022.

La verdad es que López Obrador sí cuestionó desde la oposición el uso de militares en tareas de seguridad pública. En 2010 dijo: “No es con el Ejército como se pueden resolver los problemas de inseguridad. No podemos aceptar un gobierno militarista. No apostar a una república militar, sino civilista”. En su campaña presidencial de 2012 afirmó: “El Ejército no está preparado para esta función, es otro su encargo. Es defender la soberanía nacional y no debe de seguirse exponiendo al Ejército. Es una institución que debemos de cuidar todos, no socavar al Ejército. Tenemos que ir regresando al Ejército en la medida que se va profesionalizando la Policía. Ese es mi plan.”.

Se vale cambiar de opinión, pero estoy convencido de que López Obrador tenía razón en 2010 o 2012 y no hoy. Preocupa, por otra parte, que la virtual Presidenta electa, Claudia Sheinbaum, haya respaldado la iniciativa que dejaría el mando de la Guardia Nacional de manera permanente en manos de la Secretaría de la Defensa. Esto es militarizar la seguridad pública, dígase lo que se diga.

No dejan de ser curiosos los argumentos del Presidente para mantener la militarización de la Guardia Nacional. Dice que “si esa institución se deja en la Secretaría de Seguridad Pública, se va a echar a perder”; pero “si depende de una secretaría como la Defensa, que tiene una tradición de formación a sus elementos, tiene colegios, hay doctrina, profesionalismo, disciplina, hay garantía de que no se corrompa”. Parece una descalificación de su propia secretaria de Seguridad Pública, Rosa Icela Rodríguez, o de quien la reemplace.

López Obrador ha dicho que la Policía Federal se corrompió bajo Genaro García Luna, pero los militares también han tenido serios casos de corrupción. El general José de Jesús Gutiérrez Rebollo, comandante del Instituto Nacional para el Combate a las Drogas, fue detenido en 1977, procesado y encontrado culpable de colaborar con el narco. Lo sustituyó un civil, Mariano Herrán Salvatti.

Dice Sheinbaum que adscribir la Guardia Nacional a la Sedena no significaría una militarización porque la comandante suprema sería ella, pero esto es jugar con las palabras. Apenas hace unos días fueron detenidos cinco miembros de la Guardia Nacional por su presunta participación en una matanza de cuatro mujeres y dos niños en León, Guanajuato, el pasado 9 de junio. Aun cuando las víctimas eran civiles, los elementos fueron trasladados a una prisión militar en Zapopan, Jalisco. ¿Qué certeza jurídica tendrán las víctimas o sus familiares si el proceso se ventila bajo la secrecía de un tribunal militar?

La verdad es que los mejores resultados en materia de seguridad en México los hemos tenido en los últimos años en entidades con policías bajo mandos civiles. Ha sido el caso de Yucatán, Coahuila y la Ciudad de México. Lo sabe bien la doctora Sheinbaum, porque ella logró estos resultados con un secretario de seguridad civil, Omar García Harfuch, y no con un militar.

YASMÍN

Reportan que la ministra Yasmín Esquivel acudió al Congreso para cabildear por los derechos de jueces y magistrados. Falso. Está buscando que la destitución de los ministros sea gradual para que se vayan siete y se queden cuatro, ella incluida, por supuesto.

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