Un verdadero Campeón
Explorando el concepto de la muerte, se destaca la idea de que esta marca el inicio de un viaje, con la guía de la fe y el amor divino. Se enfatiza que Jesús resucitado representa la victoria sobre la muerte, invitando a la reflexión sobre la Vida eterna.
1) PARA SABER
Una niña, Anita, le dijo a su padre, al ser arropada en su cama para dormir, que tenía mucho miedo de morirse. Su padre le preguntó: “Anita, cuando viajamos en un tren, ¿te fijaste cuándo nos dan los boletos?” Le respondió: “Sí, justo antes de subir al tren”. Su padre le explicó: “Así es. No tenemos el boleto, hasta que lo necesitamos. Eso pasa con la muerte. Dios te dará lo que necesites cuando llegue el momento. Por eso no temas. Dios estará ahí para darnos lo necesario para hacer ese viaje y, además, ¡para acompañarnos!”.
Uno de los mayores temores del hombre es la muerte. Porque sabe que nadie escapa a ella, y se separa de quienes ama; es entrar a lo desconocido. También por sufrir la separación del cuerpo y el alma. La cultura moderna no tiene medios para enfrentarnos a la muerte. En cambio, la fe cristiana nos ofrece recursos asombrosos y suficientes.
En este tiempo pascual la Iglesia nos recuerda que Cristo ha vencido a la muerte: ¡Ha resucitado! y nos invita a que nosotros también la venzamos con Él. El papa Francisco recordaba que las mujeres que fueron al sepulcro de Jesús, temían no saber cómo quitar la gran piedra que lo sellaba. Sin embargo, al llegar miran que estaba quitada. Esa piedra, dice el Papa, también está en nuestros corazones: Es la desesperanza, desconfianza, nuestros miedos y amarguras, que bloquea el camino hacia la alegría y la esperanza. Y Jesús tiene el poder de destruir esa piedra.
2) PARA PENSAR
A lo largo de la vida, dice el papa Francisco, nos encontramos “escollos de muerte”, situaciones que nos roban el entusiasmo y la fuerza para seguir adelante: Los sufrimientos; la muerte de seres queridos; fracasos y miedos que nos impiden realizar el bien; muros de egoísmo y de indiferencia; los anhelos de paz quebrantados por el odio y la guerra. Pareciera que nuestros sueños están destinados a hacerse añicos y nos preguntamos angustiados: ¿Quién nos quitará la piedra del sepulcro?
Si nos dejamos llevar de la mano por Jesús resucitado, ningún fracaso o dolor, ni la misma muerte, tiene la última palabra sobre el destino de nuestra vida; ninguna derrota podrá detener nuestro camino hacia la plenitud de la vida. El Salmo 23 nos invita a confiar en Dios: “Aunque ande en valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno porque tú estarás conmigo”.
3) PARA VIVIR
Dice Hamlet, en la obra de Shakespeare, que teme algo después de la muerte, pues es «el país sin descubrir y de cuya frontera ningún viajero regresa». Pero se equivoca, ya regresó alguien y ese es Jesús resucitado. El temor a la muerte que nos esclaviza, Jesús lo ha vencido para liberarnos, para que pasemos de las tinieblas a la luz, de la muerte a la Vida.
Comenta un erudito bíblico, William Lane, que al decir que Jesús es “pionero” de nuestra salvación, se podría traducir mejor por: «Nuestro Campeón». Es nuestro representante, tomó el castigo que merecemos por nuestros pecados, y se enfrentó a nuestros mayores enemigos: El pecado y la muerte. Y los venció. Jesús es el verdadero Campeón que ha vencido a la muerte, que nos perdona y cubre con su amor. Entonces podemos decir con San Pablo: “¿Dónde está, oh muerte, tu victoria? ¿Dónde, oh sepulcro, tu aguijón?” (1 Co 15:55).
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