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Mirador

Y mi alma ¿dónde está? Lo ignoro.

Si la niebla fuera pintora, sería impresionista. En este momento me hallo frente a la catedral de mi ciudad. Mejor dicho, en este momento creo hallarme frente a la catedral de mi ciudad.

Su grácil y elevado campanario ha desaparecido entre la bruma, y la neblina cubre su fachada y la ancha puerta que custodian San Pedro con sus llaves y San Pablo con su espada. No se mira el reloj de la capilla, así que el tiempo ha dejado de existir.

Camino entre la gente que camina y nadie me saluda. Quizá también yo he desaparecido. Así me gusta estar: como una niebla entre la niebla. Si me buscara el corazón no me lo encontraría. Y mi alma ¿dónde está? Lo ignoro. Se habrá vuelto neblina, como todo. Se habrá hecho bruma, como yo. Perdido soy. Estoy perdido. Nadie me busque, por favor. Yo no me buscaré. Temo encontrarme. ¡Hasta mañana!...

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