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Afganistán a un año del retiro de tropas de EU y la OTAN

Este agosto se cumplió un año del repliegue de EU y la OTAN de Afganistán, y de la recuperación del control de Kabul por parte de los talibanes.

Este agosto se cumplió un año del repliegue de EU y la OTAN de Afganistán, y de la recuperación del control de Kabul por parte de los talibanes. Y lo pongo así, en estos dos sentidos, ya que, cuando Biden planeó completar el retiro de sus tropas de ese país, no estaba considerando que, en tan sólo once días, los talibanes iban a retomar cada pulgada de territorio que EU dejó, y derrumbarían casi en instantes al Gobierno del presidente Ghani.

DESDE WASHINGTON

1. Recordar que el repliegue militar estadounidense fue pactado por Trump. Leyendo correctamente a la opinión pública en EU, es Trump quien negocia un acuerdo con los talibanes afganos para el retiro completo de tropas estadounidenses de ese país (que culminaría el 1 de mayo del 2021), Pasados los meses, sin embargo, las negociaciones interafganas se estancaron. La violencia, en efecto, se redujo, pero nunca hubo evidencias del compromiso talibán de cortar sus lazos con Al Qaeda o controlar al terrorismo.

2. Cuando Biden toma el poder, permanecían en el país 3 mil 500 soldados de EU. El nuevo mandatario tenía que decidir si cumplía con el calendario de retiro pactado, o bien, si decidía romper los acuerdos. Biden opta por culminar con el repliegue.

3. El problema es que ese retiro mostró importantes deficiencias por parte de Washington, huecos enormes en su inteligencia, sin mencionar una pésima y apresurada planeación de salida. Ello tuvo gravísimas repercusiones tanto dentro como fuera de EU. Otras superpotencias como Rusia y China, leyeron la indisposición de Washington a usar su fuerza como un síntoma más del declive estadounidense y su falta de determinación, su ineficaz inteligencia y su deficiente logística. Estas lecturas sin duda han influido en los eventos que ocurrieron posteriormente en sitios como Ucrania o Taiwán.

4. Así que el balance actualizado desde el ángulo de Washington, tiene que efectuarse evaluando si estas percepciones o consideraciones han cambiado. Para fortuna de Biden, justo por cumplirse el aniversario del repliegue, Washington consiguió liquidar al líder de Al Qaeda, Al Zawahiri, en Kabul, intentando con ello replantear la narrativa. Pero aún así, cada uno de los cuestionamientos siguen vigentes.

DESDE AFGANISTÁN

1. La situación para los afganos es realmente dramática. Prevalecen ejecuciones extrajudiciales, detenciones y arrestos arbitrarios, maltrato y asesinatos de ex miembros de las fuerzas de seguridad y del anterior Gobierno, discriminación contra grupos étnicos varios; las condiciones de las mujeres y las niñas son lamentables, con una opresión sistemática e institucionalizada. Además de ello, hoy casi toda la ciudadanía afgana se ubica por debajo de la línea de la pobreza. La economía está colapsada.

2. Ningún país hasta ahora ha reconocido oficialmente al Gobierno talibán. Esto impone fuertes dilemas para la urgente ayuda humanitaria. Hay países como Turquía o Qatar intentando mediar, pero no se ha encontrado aún una fórmula adecuada para la transición. China y Rusia permanecen expectantes. Hay también una relación informal entre los talibanes y países que están buscando sacar partido de los vacíos generados. Con Pakistán o Uzbekistán, la relación de los talibanes es más compleja. Apenas a fines de julio tuvo lugar una reunión multilateral en Tashkent en la que se puso a discusión el “hervidero” terrorista que está emergiendo en Afganistán.

Por último, Saad Mohseni, una de las personalidades afganas más escuchadas, sugiere dejar de lado prejuicios y negociar con los talibanes más pragmáticos, que los hay, si es que se desea evitar que el infierno afgano siga consumiendo cualquier expectativa para su futuro. Posiblemente tenga razón.

Analista internacional

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