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Un millón de firmas

A López Obrador siempre le ha gustado hacer "consultas de revocación de mandato" para promoverse

"Mis adversarios políticos, vociferan que la propuesta de someterme a la revocación del mandato encubre la intención de reelegirme en 2024. Me inspiran los ideales y las convicciones, no la ambición al poder".

Andrés Manuel López Obrador.

Ayer llegó al INE un camión lleno de archiveros de cartón. Quienes contrataron el vehículo dijeron que estaban entregando un millón de firmas para solicitar la consulta de revocación de mandato del presidente Andrés Manuel López Obrador. Es curioso. En redes he visto muchas fotografías de activistas recabando firmas electrónicas de apoyo al proceso, pero no de firmas físicas. No conozco, de hecho, ningún lugar donde la gente esté acudiendo a firmar.

Si se confirma que esas cajas tienen un millón de firmas, que son reales y que cumplen con los requisitos de ley, los simpatizantes del Presidente habrán dado un paso crucial para salvar el primer obstáculo de la revocación. El INE debe recibir 2,758,227 firmas válidas antes del 25 de diciembre que provengan de cuando menos 17 entidades y representen un 3% de la lista nominal de esas entidades. Hasta el 7 de diciembre el INE había recibido 808 mil 988 firmas por aplicación móvil, 29.33% del total. La meta parecía muy lejana, pero la súbita aparición de este millón de firmas físicas cambia el panorama de un plumazo.

El INE quería que la enorme mayoría de las firmas fueran electrónicas, para generar mayor certeza jurídica y facilitar la verificación, y por eso decidió que sólo en 204 municipios de alta marginación se recabarían firmas físicas. El Tribunal Electoral, sin embargo, revocó esa disposición a petición de los simpatizantes del Presidente, al considerar que limitaría el acceso de la población al proceso. Los magistrados ordenaron así que en todo el territorio nacional convivieran las firmas físicas con las electrónicas, aunque esto atrasó la fecha de la consulta.

Ni los partidos ni las entidades públicas pueden reunir firmas. El millón de ayer las mandó una asociación civil llamada Que Siga la Democracia, cuyo logotipo utiliza el tono rosa-rojo oscuro (Pantone 1720) del Gobierno de López Obrador y cuyo portal de Internet emplea también el rojo ocre (Pantone 1805) de Morena. La asociación la preside Gabriela Jiménez Godoy quien, a los 35 años, en este 2021, fue candidata a diputada federal por la coalición Juntos Hacemos Historia (Morena, PT y Partido Verde) en el tercer distrito de Azcapotzalco. Si bien ganó, su triunfo fue anulado por irregularidades.

Habrá que ver si ese millón de firmas es validado por la autoridad electoral. A mí en lo personal me parece extraño que el Presidente esté impulsando una consulta sobre la revocación de su propio mandato. Es verdad que ni a Morena ni a organizaciones como Que Siga la Democracia se les permite ya usar el término "ratificación" en lugar de "revocación", como hacían en contravención a la Constitución, pero aun así es raro que el Presidente esté buscando una consulta sobre si debe o no cumplir con el mandato de seis años que recibió de los ciudadanos en 2018.

A López Obrador siempre le ha gustado hacer "consultas de revocación de mandato" para promoverse. Hizo dos cuando era jefe de Gobierno de la Ciudad de México, en 2002 y 2004, además de tres para otros temas. Pero es insensato gastar 3,830 millones de pesos para determinar si un Presidente popular debe cumplir el término para el que fue electo.

El primer obstáculo del proceso es reunir las firmas. Hasta ayer parecía difícil, pero el millón de firmas en papel que súbitamente ha aparecido acerca mucho la meta.

¿24 millones?

Quizá Santiago Nieto pueda demostrar la legitimidad de las propiedades que ha comprado. Por lo pronto, me gusta que esté dando la cara. Pero una casa de lujo de 699 metros cuadrados de terreno y 599 de construcción en San Ángel Inn no vale 24 millones de pesos, sino mucho más.

Twitter: @SergioSarmiento

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