Videoclubes se resisten a cerrar puertas

Tras la detonación del 'streaming' y máquinas automatizadas para el alquiler de películas, sobreviven menos de quince negocios conocidos como videoclubes en Tijuana.

Tal es caso del videoclub Gorilas, ubicado en la colonia Altamira, con catorce años de existencia, cuyo dueño Rafael Zámano Castro recordó que fue su alternativa cuando se quedó desempleado y de eso ha vivido desde entonces, incluso en estos tiempos cuando parecería que es un negocio sin rentabilidad.

"Me gusta la atención al cliente, se trata de dedicación hacia el negocio para poder tener una rentabilidad. Yo me baso en darle una experiencia al cliente y que se vaya satisfecho", comentó.

El comerciante aprovecha algunas carencias que han mostrado las empresas en tendencia de este giro.

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"Las compañías de cable no te ponen los estrenos, repiten películas y en Netflix tampoco están todas las nuevas, además ofrezco el servicio al cliente para orientarlos por si no saben qué elegir", explicó.

Las cajas rojas automatizadas también han sido un competidor fuerte para los pocos videoclubes que hay en Tijuana, sin embargo al no tener opción de pago en efectivo, una limitada selección y problemas en los formatos de región en DVD, no les ha afectado la modalidad.

En ese mismo sentido, explicó que la población que sigue haciendo uso de este servicio utiliza el DVD sobre el Blue Ray, por eso al momento de comprar las películas va de 4 a 1 para el DVD.

Los precios de las películas, las rentas y las tarifas de servicios se convirtieron en los principales retos para los videoclubes, pues mencionó que antes la gente vivía de su negocio, pero ahora apenas les alcanza para sobrevivir, por lo que al final se mantienen por la pasión de hacer lo que les gusta.

Junto al videoclub Gorilas en la Altamira, también hay otros en zonas como El Soler, Playas de Tijuana, Libertad, el Centro y otros cinco o seis aproximadamente en la Zona Este.