Sobreviviente del cáncer... y de la vida
Nació con la tragedia a cuestas, su rostro lleva las marcas de una vida dura, pero sus ojos reflejan el coraje de quienes nunca se rinden, ni siquiera cuando todo parece perdido. Es el retrato de María de Jesús Becerra Urbano, una mujer de condición humilde, madre de seis hijos y sobreviviente de cáncer, quien apoya campañas de prevención.
Ser madre la puso en un dilema, salvar su vida o la de su hija menor, tras ser diagnosticada de cáncer prenatal; pero como ella dice, “se la jugo” y logró tener a su pequeña en brazos.
“Vendí mi casa y me crucé de mojada a los Estados Unidos, para que me atendieran allá, pues el doctor en México quería que abortara a mi niña para salvarme, pero no lo escuché, mi corazón de madre me decía que luchara”, recuerda.
Pero su historia se vería marcada desde que ella tenía seis meses de edad, cuando un incendio arrasó con su vivienda ocasionándole heridas de tercer grado que le desfiguraron el rostro, y a lo largo de 14 años se sometió a 37 cirugías para recuperar su apariencia y su dignidad que constantemente era pisoteada por las burlas.
Ella es originaria de Guadalajara, lugar donde contrajo matrimonio y tuvo cinco hijos, el primero de ellos murió al nacer, pero su matrimonio terminó y fue separada de sus cuatro hijos, y de ahí partió a Baja California.
Aquí rehízo su vida, pero una nueva racha de infortunio la perseguiría de nuevo, el cáncer la alcanzó cuando estaba embarazada de su hija menor.
No sabía entonces que su peregrinar apenas empezaba, se encontraba sola y enferma. El papá de su hija ya no estaba con ella.
Mientras el cáncer cervicouterino avanzaba, doña Mary, como se le conoce, se instaló en Rosarito y para sobrevivir cantaba en los camiones siempre con su hija al lado, hasta que de urgencia tuvo que someterse a sesiones de quimioterapia, para ello hubo quetrasladarse a Chihuahua.
Durmiendo en la calle y donde pudiera, así pasó su convalecencia, hasta que pudo retornar a Baja California. Años después el cáncer regresó y con él la muerte de dos de sus hijos.
Hoy, a sus 64 años, sobrevive vendiendo pepitorias en la calle; su hija, quien es su fortaleza, tiene 25 años, la cuida y apoya, le da ánimos para que ayude a otras mujeres a prevenirlas sobre el cáncer.
A través de la Asociación Proyecto Selene, dedicada a la prevención del cáncer, doña Mary cuenta su historia para motivar a otras mujeres, muchas de ellas también madres, para no dejarse rendir pero sobre todo estar atentas de sus condiciones de salud, porque esta enfermedad es uno de los retos más difíciles de vencer y más duro cuando se es mamá.
Recientemente el Instituto Municipal de la Mujer (Immujer) le entregó un reconocimiento como “Mujer valiosa”, por su incansable labor comunitaria en Rosarito.
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