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Sirven ‘Comida Calientita’

Al observar que es poco común que personas en situación de calle reciban alimentos reciban recién preparados, la Ibero y el Colef iniciaron el proyecto para entregar guiso calientes.

Tijuana, BC.-“No somos salvajes”, dijo Irwin al mediodía de un martes caluroso cargado con su mochila y un plato desechable en la mano en una fila de hombres y mujeres en situación de calle esperando en el comedor improvisado a metros de la avenida Internacional y de la estación de bomberos de la calle Primera en la Zona Centro.

El guiso de carne de res y verduras se lo sirvieron los voluntarios del programa “Comida Calentita”, un proyecto conjunto entre la universidad Iberoamericana y el Colegio de la Frontera Norte (Colef).

Irwin contó su situación con calma, pero idéntica a la de cientos de personas en Tijuana. Fue deportado desde Estados Unidos, sin familia en la ciudad, se inició en el consumo de drogas, abandono, violencia y depresión.

El “vórtice de precariedad”, lo llamó Juan Antonio del Monte, profesor e investigador del Colef y coordinador de la investigación del proyecto, para quien “Comida Calientita” es una oportunidad de atender una necesidad tan humana como dada por sentada por muchos: el acceso a alimentos calientes.

Explicó que en su mayoría, las organizaciones de ayuda distribuyen comida fría, como sándwiches, pastas o latería, pero alimentos calientes y recién hechos es poco común.

Además, se hacen acompañar por un lavabo en donde las personas pueden lavarse las manos, brazos y rostro con jabón, agua limpia y gel antibacterial, un servicio considerado básico, pero para ellos escaso.

“Este proyecto surge de una convocatoria de la Ibero Ciudad de México para proyectos de emergencia Covid-19 en donde se pusieron a disposición una serie fondos para desarrollar acciones de investigación e intervención social que tuvieran incidencia directa con personas vulnerables”, detalló Ximena Jasso, responsable técnico del proyecto de investigación e incidencia por parte de la Ibero.

Tanto para Irwin como para muchos otros en circunstancias similares, la pandemia de Covid-19 no trastocó su rutina diaria ni cambió sus hábitos. No obstante, las estructuras de apoyo de organizaciones de caridad y voluntarios si vieron mermados los apoyos en especie y económicos, refirió Del Monte, quien ha estudiado el fenómeno migratorio y de indigencia en Tijuana por más de seis años.

Irwin llega a caminar hasta 15 horas al día, compartió, pues para él es vital mantenerse en movimiento para evitar a la policía municipal, con quienes no ha tenido buenas experiencias y prefiere mantener lejos.

Para saber

La iniciativa surgió de una convocatoria de la Ibero Ciudad de México para proyectos de emergencia Covid-19.

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