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El Imparcial / Tijuana / La pandemia a un año

'Siempre naranjero'

Lo último que el médico Ricardo vio consciente fue un juego de Naranjeros.

'Siempre naranjero'

Tijuana, BC.- Fue naranjero hasta la muerte. Lo primero que Ricardo solicitó tras ser desintubado aquel 26 de diciembre de 2020 fue ver el juego de béisbol los Naranjeros de Hermosillo. Lo último que el médico de 65 años vio de forma consciente fue a sus Naranjeros enfrentarse con Algodone ros de Guasave.

Media hora después de iniciado el encuentro, la condición de Don Ricachá, co mo lo llamaban de cariño, se agravó y requirió intubación nuevamente: sus pulmones no lograron recuperarse y horas después falleció.

Para Ricardo Navarro Rosas, de 65 años, las épocas decembrinas traían tos seca. En 2020 no fue la excepción, por lo que presentar molestias en las vías respiratorias, pese a la pandemia por coronavirus, no fue motivo de preocupación.

“Lo vimos normal, era lo de todos los años, pero esa fue tos se fue haciendo más grave, hasta que llegó un momento en que empezó con ba - ja saturación de oxígeno”, recordó su hijo Ricardo.

Don Ricardo, pediatra de profesión, trató de mantener a sus tres hijos y a su esposa tranquilos, sin embargo, su estado de salud empeoró y decidió acudir al hospital. “Me habló mi mamá y me dijo que mi papá estaba saturando bajo, que iban a llevarlo a sacarle unas placas y después me dieron el aviso de que había dado positivo a Covid-19, que estaban los pulmones muy dañados y lo iban a internar”, detalló.

Aún cuando sus niveles de oxigenación eran cada vez menores, Ricardo mantuvo el buen humor, hablaba con sus familiares vía telefónica. “Cuando mi papá entró, todo era por teléfono, videollamadas, llamadas, toda mi familia había dado positivo menos yo”, recordó su hijo.

El 20 de diciembre, los familiares recibieron la noticia que nadie quiere recibir: Ricardo requería intubación.

El padre de familia se mantuvo en condición crítica pero estable durante su proceso de intubación y el 26 de diciembre el personal médico determinó que podía salir de cuidados intensivos.

Con el buen humor que le caracterizaba, tan pronto recobró el conocimiento, lo primero que solicitó al personal médico fue ver a los Naranjeros de Hermosillo, el equipo de sus amores.

“El día que lo desintubaron, el 26 de diciembre, me comentó que quería ver el juego, el juego empezaba a las seis de la tarde, me dijo que le pusiera el juego, le dije que ya casi iba a empezar”, recordó su hijo.

Don “Ricachá” vio casi dos entradas de ese juego, hasta que se le dificultó nuevamente respirar y los médicos lo volvieron a intubar: ya no volvería a despertar.

“Empezando el juego, a las seis y media de la tarde, fue cuando lo volvieron a intubar, pudo ver como treinta minutos del juego, fue lo último que hizo de forma consciente”, apuntó su hijo.

Han pasado más de dos meses desde que Ricardo Navarro Rosas falleció. El dolor por su partida sigue intacto en su familia, pe ro también se mantienen intactos los recuerdos de un padre amoroso, un abuelo que fue el primero que cargó a su nieto recién nacido y un doctor al que los niños veían con alegría y no con temor.

“Mi papá era pediatra, si platicabas con él, no era un perfil de médico, no usaba bata blanca, los niños le tenían miedo a las batas, era muy amigable, había veces que no cobraba, era muy bromista, con todos le gustaba hacer fiesta; tenía un nieto de dos meses, de hecho él lo recibió”, añadió su hijo.

A don Ricardo le sobreviven tres hijos, su esposa y su nieto de tres meses.

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