Continúan en espera de asilo
Alexander Murillo, quien junto con su hija de 13 años, se unió a la caravana de migrantes que en noviembre de 2018 llegó a Baja California.

De manera cruel los centroamericanos han descubierto que tienen pocas posibilidades para conseguir que Estados Unidos les dé el asilo humanitario.
Ese es el caso de Alexander Murillo, quien junto con su hija de 13 años, se unió a la caravana de migrantes que en noviembre de 2018 llegó a Baja California.
Comentó que huyeron de las pandillas de Honduras, las cuales se apoderaron de su hogar; al unirse al éxodo les prometieron que de manera fácil llegarían a Estados Unidos.
Platicó que hace un mes en Mexicali iniciaron su trámite migratorio, para el cual junto con su hija fue detenido dos veces en la Oficina de Detención y Deportación de Estados Unidos (ICE, por sus siglas en inglés).
Después de dos meses, ayer fueron devueltos a Tijuana para que esperen si las autoridades de la Unión Americana les darán el asilo humanitario o no.
“El juez no me dio ninguna esperanza para que me resolviera nuestros casos. Es una pérdida de tiempo. El juez me pidió un abogado y al responderle que no tenía me amenazó con deportarme”, relató.
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