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El Imparcial / Tijuana / Menores de edad

Asesinan a 87 menores en 19 meses

A sus 10 años Margarita no alcanza a comprender qué es exactamente lo que hacen los “negociantes”, como ella nombra a los narcomenudistas, pero sabe que son “personas malas”.

Cada que sale de su casa primero echa un vistazo por una ventana que da a la calle para cerciorarse de que no haya ningún peligro.

“Hay una ventanita y por ahí me pongo y veo a todos lados, cuando salgo de mi casa veo que no haya nadie y me voy corriendo, y a veces me voy caminando pero volteo a todos lados porque me da miedo”, platicó.

El temor de Margarita no es infundado; de acuerdo con cifras de la Procuraduría General de Justicia del Estado (PGJE), de enero de 2017 a julio de 2018, 87 menores de edad fallecieron en hechos violentos en Tijuana: 19 mujeres (13 en 2017 y 6 en 2018) y 68 hombres (37 en 2017 y 31 en 2018).

De acuerdo a su edad, 62 de las 87 víctimas tenían entre 15 y 17 años.

Margarita vive en la colonia Mariano Matamoros, en donde, dijo, ha escuchado cómo adultos invitan a los niños a que se vayan con ellos.

“Hay muchos niños que se roban y mi papá me ha enseñado que no tengo que hablarles a personas desconocidas y que si alguien me quiere intentar agarrar para meterme a un carro yo tengo que soltar lo que tenga en la mano y correr a la casa”, compartió.

Para la pequeña el peligro está cerca, en su calle ha visto a “negociantes”, quienes intercambian bolsitas con lo que ella describió como sal.

“Hay una banquita y ahí se sientan personas, veo que les dan cosas blancas en bolsitas que parecen sal pero es de color blanca, y se las meten a la bolsa y hay veces que ni se miran a la cara y se sientan uno al lado de otro, así como negociantes”, narró.

Siempre reza con su familia para que no se metan a robar a su casa, hace poco se llevaron algunas cosas del techo.

“Por eso todas las noche oramos para que no se meta nadie y no se nos ha metido nadie desde esa vez”, comentó.

José tiene la misma edad que Margarita, son vecinos y las escenas que le ha tocado ver y vivir no son las que un niño de su edad quisiera.

“Un señor se peleó con otro malandro, uno tenía una botella con trapo y le echó gasolina y lo prendió y lo aventó, se prendió la calle”, platicó.

“Nosotros veníamos de jugar y ahí se estaban peleando y nos escondimos, me escondí atrás de un auto, por suerte no se prendió el auto, si no yo me hubiera prendido”, agregó.

Para él, escuchar balazos es común, “a veces en la noche, a veces en la mañanita, y a veces en la tarde”; no está seguro, pero cree que es gente mala contra policías.

En las calles de su colonia cada día es incierto, y en la escuela parece ser lo mismo, ha visto cómo niños de sexto año o de secundaria venden droga en la hora del recreo.

Su amigo Javi también ha sido testigo de cómo venden drogas en su escuela, pero él es un justiciero de apenas 10 años de edad, un día se las robó al niño de quinto año que las tenía, y las tiró.

“Agarré las drogas y las tiré a la basura en lo que él fue en el baño, tenía un puestito, cuando venían profes los escondía, eran blancas en un sobrecito, niños de sexto lo compraban a 50 pesos el sobrecito”, detalló.

Continuando con su labor de superhéroe, contó que en otra ocasión le aventó piedras a uno que vendía drogas en su calle.

“Agarré un puño de piedras y se las aventé y luego fui corriendo por una pistola de balines, sí se enojó pero me valió cheetos”, confesó.

Las historias en Mariano Matamoros continúan, Lily tiene una compañera en la secundaria que se droga, pero ella nunca ha pensando en hacerlo.

“Dice que se sentía rico, muy relajada, ella dijo que lo hacía con su hermana, de primero de secundaria”, comentó.

Sobre los ladrones, afirmó que los que viven en su colonia roban en otras partes porque ahí todos los conocen y sería fácil atraparlos.

De 2017 a julio de 2018, la Procuraduría General de Justicia del Estado (PGJE) contabilizó 2 mil 752 delitos en la colonia Mariano Matamoros, mil 791 en 2017 y 961 de enero a julio de 2018.

La cifra representa 4% de los 65 mil 934 delitos que sumaron en todo Tijuana en el mismo periodo de tiempo: 45 mil 370 en 2017 y 20 mil 564 en 2018.

“Hemos visto jóvenes que se han visto involucrados en homicidios o en lesiones por arma de fuego, tiene que ver con entornos complicados en donde desafortunadamente a temprana edad prueban la droga, se enganchan en la droga y después terminan siendo parte de grupos delictivos”, declaró el secretario de Seguridad Pública Municipal, Marco Antonio Sotomayor Amezcua.

Subrayó que la sociedad no debe estigmatizar a los niños que crecen en entorno de violencia o delincuencia.

“Es importante que podamos denunciar situaciones complicadas porque hay entornos donde a lo mejor hay un mal ejemplo, pero también hay entornos que ya están causando alguna agresión o maltrato infantil”, enfatizó.

Para Mary Olivas, fundadora de Mar de Ilusiones, la situación es más que un número, ella busca que los niños salgan de ese círculo de violencia, que no sean futuros delincuentes de la colonia.

En su asociación, ubicada en la colonia Mariano Matamoros, recibe diariamente a niños para juntos realizar diferentes actividades y mantenerlos alejados de la delincuencia.

“Están haciendo una actividad creativa en lugar de estar en su casa escuchando los reniegos y mirando sus padres inyectándose, fumando, drogándose”, expresó.

Todos los niños que atiende tienen una triste historia, pero a ninguno se le ha borrado la sonrisa.

Recientemente el caso de Jesús David Cruz Muratalla generó indignación entre la comunidad, por la forma tan artera en la que encontró la muerte.

La noche del pasado 8 de agosto el menor fue asesinado de un disparo a quemarropa cuando un hombre presuntamente intentó arrebatarle un teléfono celular que su familia le había regalado poco tiempo atrás.

El menor de 13 años, estudiante de secundaria que se encontraba de vacaciones y decidió pasar esa tarde en un parque localizado en la avenida García, esquina con calle Huapango, en el fraccionamiento Villas de Baja California.

El joven estaba acompañado de una amiga y ambos notaron la presencia de un sujeto que rondaba en el parque.

El agresor se acercó dos veces a los menores, la primera solo les pidió la hora, pero en la segunda se aproximó agresivamente para intentar despojarlo del aparato, según sus familiares.

En el forcejeo, el sujeto sacó un arma de fuego de su pantalón y le disparó a Jesús David, quien recibió un impacto en el pecho y quedó tendido en el parque.

A la llegada de los paramédicos de Cruz Roja, Jesús David ya había fallecido y el atacante no fue capturado.

El caso de Jesús David, como el de muchos otros menores, aún se encuentra abierto.

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