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El Imparcial / Rosarito / Íconos Urbanos

A Ricky lo salvó el 'Titanic'

La filmación de la multipremiada película en Rosarito coincidió con la reciente apertura de Ricky’s Place, lo que le dio el impulso que lo ha mantenido como un lugar obligado en la región.

A Ricky lo salvó el 'Titanic'

Rosarito, B.C.

Su peculiar risa es el distintivo de Enrique Felipe Gallegos, a quien mejor se le conoce como “Ricky’s Place”, un hombre que ha logrado salir de la pobreza con base en su trabajo, valiéndose de su carisma y su sencilla personalidad.

Dedicado al ramo gastronómico, hace 27 años abrió su bar denominado Ricky’s Place”, sitio que refleja fielmente la personalidad de Felipe Gallegos, pues su ingenio está plasmado en cada uno de los rincones que adornan las paredes y techo de este muy modesto bar, aunque rico en historias, que ha sido atractivo para personalidades como Leonardo Di Caprio, The Rolling Stones, U2 y Russell Crowe, protagonista del legendario film “Gladiator”.

Quien conoce a Ricky’s sabe que el atractivo principal del lugar es precisamente él: Ricky’s Place, sobrenombre salido de la serie norteamericana “I Love Lucy”, y con el que logró su sueño de prosperar.

Él es un hombre al que le gusta dar felicidad y contar las grandes historias que a sus 73 años son innumerables y que han creado la leyenda que ahora es Ricky’s Place.

Procedente de Acapulco, en Guerrero, concretamente en el poblado de Cruz Grande, platica que su familia era muy pobre y por eso desde los 12 años comenzó a trabajar limpiando pisos en un hotel y después poco a poco fue ascendiendo hasta hacerse recepcionista.

La mayor parte de su vida la ha dedicado al ramo gastronómico y del entretenimiento, por eso llegó motivado a Tijuana hace más de 30 años, ahí como él dice, lo “descubrieron” e invitaron a trabajar en Rosarito donde encontró una casa a la altura del kilómetro 36.2 de la carretera libre Rosarito-Ensenada y pensó que podría funcionar como un bar, arreglándola poco a poco y muy sencillamente para atender a sus primeros clientes, pues “cuando no hay recursos suficientes uno busca la manera de hacer las cosas como uno puede”.

Pero la apertura de su establecimiento coincidió con los trabajos de filmación de la  película “Titanic” y como su bar queda cerca de la zona se convirtió en punto de referencia y comenzó a crecer, sobre todo porque ya se hablaba del buen trato de su propietario, quien se toma el tiempo para platicar con todos sus clientes.

Dice que fue durante la filmación de “Titanic” cuando inició la decoración de su establecimiento que se distingue por tener ahora cientos de dólares pegados a sus paredes y techo como fondos de firmas y leyendas de quienes han estado ahí, pues los directivos y trabajadores de aquella película le dejaban dólares con leyendas que él fue colocando en las paredes que hoy lucen repletas de billetes verdes.

A la gente le gustó esa costumbre, dejar recuerdos como dice él, y se pueden encontrar también prendas íntimas de mujer firmadas, fotografías y hasta una piñata colgada de techo, entre otras cosas, entre las que resaltan dos chalecos llenos de “pines” que la gente le colgaba de recuerdo.

UNA HISTORIA PARA CONTAR…

“Yo le llamo mi compadre”, dice refiriéndose a Russell Crowe, quien asegura le metió un gran susto porque su equipo de seguridad llegó muy imponente y pensó que algo malo iba a pasar cuando estacionaron varias camionetas en el parqueadero y cruzaron la puerta de su negocio.

“La gente empezó a decirme ‘mira quién es, es el actor de cine que está filmando la película Master and Commander: The Far Side of the World’, y la gente estaba feliz”, comentó. “Me presenté y le dije ‘Soy Ricky’s’, y me dijo ‘Y yo Russell’; me mira, pues acostumbro vestir muy modestamente y después pregunta ‘You are the owner?’ y simplemente le dije ‘Sí, yo soy el dueño del lugar’, ‘Vamos a tomar un shot de tequila’, me respondió y dije ‘ok’”.

Después invitó tequila a toda la gente que se encontraba en el negocio y la fiesta continuó hasta muy entrada la madrugada.

Se dio tiempo incluso para platicar, dar autógrafos y tomarse fotografías con los clientes que habían abarrotado el sitio, al saber que el actor se encontraba en el lugar.

“Incluso él mismo tuvo que servirse las copas pues era tanta la gente que no nos dábamos abasto”, recuerda.

“Lo único que sí me recalcó, regañó, es que el sonido que tenía era verdaderamente malo, con bocinas de carro y hasta ahí. Y antes de irse me dijo ‘Ese sonido a mí no me gusta’, y le dije ‘Lo siento, pues es lo que tengo’, y respondió ‘Mañana te traigo un sonido’; ‘Ok’, le dije,

‘Está bien’, pensé que eran pláticas de borrachos. Pero no. “Al día siguiente a las 9:00 horas aquí lo tenía”, menciona, “y traía con él un equipo de sonido de primera, yo le dije ‘Mira, un momento, yo no tengo para pagar ese sonido’; me responde ‘No, es para ti, te lo voy a regalar’. Lo cumplió.

“Después siguió viniendo todos los días, terminando sus filmaciones se venía para acá”, explica, “a ver un campeonato de rugby que tenía lugar en ese tiempo, veía el partido, a las 16:00 horas llegaba, como a las 19:00 horas se iba, aunque algunas veces se quedaba más tarde”.

Esta es solo una de tantas historias que a Ricky le gusta contar, una de las tantas historias que conforman la leyenda de Ricky’s Place, el cual es todo un atractivo en Rosarito y que ¿quién sabe? Tal vez hasta algún actor famoso pudiera estar sentado en sus humildes sillas de plástico el día que usted decida entrar ahí.

Datos…
Enrique Felipe Gallardo 
tiene 73 años
• Nació en la comunidad de Cruz Grande, al Sur del Municipio de Acapulco en Guerrero.
• Tiene cuatro hijos.
• Propietario del bar Ricky’s Place
• No terminó la escuela primaria.
• Es divorciado.
• En su bar se han grabado algunas películas mexicanas y hasta un anuncio de modas para la revista Glamour.

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