Talleres infantiles del Cecut alientan creatividad y convivencia familiar
Padres e hijos comparten tiempo de calidad mientras elaboran juntos un dulcero, y juntos comprueban la eficacia del trabajo en equipo.

Muy divertidos y relajados, un grupo de niños y niñas acompañados por sus padres y madres, se esmeraron en elaborar un dulcero y lo hicieron tan concentradamente que las tres horas que duró el taller ofrecido este sábado 26 de octubre en el Centro Cultural Tijuana, organismo de la Secretaría de Cultura, les pareció poco tiempo.
Atentos a las orientaciones de las instructoras sobre el propósito de la actividad, los materiales que iban a usar, las herramientas que utilizarían y el cuidado que debían tener, los participantes de este taller infantil impartido en el Vestíbulo del Museo de las Californias se aplicaron en las sucesivas tareas que fueron dando forma y culminaron con el dulcero concluido
Antes de poner manos a la obra, los niños y niñas debieron primero imaginar el decorado que cada quien daría a su recipiente para almacenar golosinas, para concentrarse después en labores precisas de recorte, pegado y decorado, conforme al diseño elegido.
En algunos casos, la selección del diseño duró más tiempo al no decidirse entre uno y otro decorado, pero salvado ese primer punto, lo demás fluyó con facilidad, y cuando no fue así, los pequeños recibieron el auxilio oportuno de sus acompañantes, lo que no tardó en involucrar a los adultos, quienes apenas iniciada su participación pronto parecieron tanto o más interesados que sus hijos en el avance de la manualidad, lo que mantuvo entretenidos a unos y otros.

Reconcentrados en el delicado trance de no pasarse de la raya, los infantes aplicaron las tijeras sobre las líneas que habían trazado antes en cartulinas de distintos colores y comenzaron a dar forma a cada elemento de sus diseños: tiras multicolores, círculos de distintos tamaños, cuadrados y otras formas geométricas salieron de las manos de los pequeños talleristas que una vez que tuvieron reunidos todos los elementos procedieron a ensamblarlos y unirlos con pegamento.
La tarea de pegado, que se antoja más sencilla que el corte con tijeras, resultó curiosamente algo más compleja para algunos, de modo que llegados a ese punto se requirió la participación de los adultos, especialmente las madres que se aplicaron en el auxilio de sus hijos para unir una a una las piezas, con lo que el producto final iba adquiriendo forma a ojos vistas.

El final estaba cada vez más cerca y en la medida en que se aproximaban a él la emoción de los pequeños talleristas iba en aumento, según se leía en sus ojos, que iban del diseño propio al de los demás con miradas comparativas y no fueron pocos los que, al término de su dulcero, lo alzaron por encima de sus cabezas como si fueran trofeos.
Al final, niñas y niños, madres y padres se retiraron con su dulcero entre las manos y la alegría de haber pasado un rato, concentrados en una tarea común, satisfechos con el tiempo de calidad compartido.
Como se advierte, los talleres de manualidades impartidos en el Cecut estimulan la creatividad, fomentan el trabajo en equipo y fortalecen la convivencia familiar.
Para conocer el resto de las actividades puede consultar www.cecut.gob.mx, www.mexicoescultura.com o www.facebook.com/cecut.mx.

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