Noche inolvidable en el CECUT con la música y las memorias de Carlos Prieto, maestro del violonchelo
Ovación de pie mereció el recital de violonchelo a cargo del reconocido maestro mexicano Carlos Prieto, la noche del domingo en la Sala de Espectáculos como parte del calendario de actividades en torno al 36 aniversario del Centro Cultural Tijuana, organismo de la Secretaría de Cultura.
Previo a las magníficas ejecuciones musicales, el ganador del Premio Nacional de las Ciencias y de las Artes en el campo de las Bellas Artes 2007, compartió con el público una serie de anécdotas que han marcado no sólo su trayectoria profesional, sino su vida, y que ha plasmado en el libro Mis recorridos musicales alrededor del mundo. La música en México y notas autobiográficas, publicado por el Fondo de Cultura Económica, para celebrar los 80 años del músico, escritor y académico.
Con gracia y sencillez, el reconocido promotor de la música y de los compositores iberoamericanos del siglo XX, narró historias que vivió al lado de personajes como Gabriel García Márquez, Dmitri Shostakovich, Igor Stravinsky, Yo-Yo Ma y otros más, a quienes considera grandes amigos.
Su destino con el violonchelo, dijo, ya estaba marcado desde antes de nacer, pues al pertenecer a una familia de músicos, el instrumento se le asignó para “cubrir al que hacía falta”, y fue a los cuatro años de edad que hizo sonar sus primeras notas, recordó provocando risa entre los asistentes que atentos escucharon su plática.
Varias fueron las memorias que narró el también miembro de la Academia de la Lengua Española, en reconocimiento a su trabajo como escritor, destacando su reencuentro con Stravinsky, cuando luego de 50 años de ausencia regresó a Rusia y Prieto, que en ese momento estaba estudiando en ese país, lo acompañó durante toda su histórica estancia en Moscú.
Otra historia que mantuvo cautivo al público fue la de Chello Prieto, nombre con el que registra a su violonchelo en cada viaje; “debe pagar su boleto y viajar como pasajero, pues de otra forma llegaría destrozado”, precisó, respecto al instrumento creado por Antonio Stradivarius en 1720 y que perteneció a Carlo Alfredo Piatti, por lo que fue conocido como “el Piatti”, nombre que cambió a Cello Prieto desde hace 40 años que pertenece al músico mexicano.
Con ese viaje imaginario por el tiempo y las amenas vivencias del chelista, el público mantuvo a flote las emociones durante el programa musical que incluyó la Suite No.1 en sol menor; la Suite No. 2 en re menor y la Suite No. 3 en do mayor, las tres para violonchelo solo de J. S. Bach, además de Bachriación, pieza de E. Toussaint dedicada a Carlos Prieto.
Una rítmica Marcha cerró este recital en medio de un nutrido aplauso con el público de pie para el ejecutante.
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