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‘Por videollamada avisé a mis hijas que su papá falleció’

A los 41 años, Felipe Morishita falleció a causa del Covid, dejando a su esposa y dos hijas de 15 y 10 años.

Ensenada, BC.- Felipe Morishita Ballesteros se despidió de sus hijas para ser trasladado a un hospital luego presentar síntomas de Covid-19 por varios días, sin embargo, el 22 de junio falleció en el hospital a la edad de 41 años y debido a que su esposa Gabriela Hernández Solar se encuentra en aislamiento, tuvo que dar la noticia a sus hijas por videollamada.

“Mi esposo y yo estábamos aislados de mis hijas, ellas estaban viviendo en la parte de debajo de la casa, pero cuando mi esposo salió de aquí les dijo “hijas al ratito regreso”, nos fuimos y mis hijas se quedaron esperando a su papá porque ya nunca regresó, fue muy difícil, jamás imaginamos que serían las últimas palabras para mis niñas”, relató.

Felipe tenía un negocio enfocado en la reparación de celulares y aunque estuvo trabajando con todos los cuidados, su esposa piensa que una posible forma de contagio pudo ser al haber agarrado algún teléfono de un cliente.

“En su trabajo el utilizaba careta, cubrebocas y desinfectantes, nos pusimos a pensar de qué manera pudo haber sido contagiado, él también se encargaba de ir a los mercados para evitar que nosotras fuéramos a comprar y nos contagiáramos, iba al banco, intercambiaba los celulares que sus clientes le llevaban, pudo haber sido en el intercambio de celulares o de dinero”, consideró.

Los primeros días presentaba tos y dolores de cabeza, fue al doctor y le dieron un tratamiento para la gripe, posteriormente, su esposa también empezó a presentar algunos síntomas como dolor de cabeza y dolor de espalda.

“Lamentablemente mi esposo era diabético e hipertenso y en pocos días se empezó a sentir mal, fuimos al hospital y nos hicieron la prueba de Covid-19, nos regresaron a casa y nos dijeron que si no le faltaba el aire podía ser atendido en casa, solo que al estar esperando las pruebas Felipe se puso mal y lo tuve que llevar al hospital”, explicó.

Inmediatamente su esposo fue ingresado a urgencias y fue la última vez que pudo verlo en persona, ya que después únicamente se comunicarían por videollamadas a través de una “tablet” que les prestan en el hospital a los pacientes.

“Ya nunca más lo vi, me dieron su ropa y sus cosas, me dijeron que lo tenían que internar porque tenía una neumonía por Covid-19 , como a los tres días me dijeron que yo también era positiva, nos comunicábamos por videollamada pero se cortaba, fue una experiencia muy fea porque mis días en aislamiento fueron terribles, no tanto por mis síntomas, sino por la angustia de tenerlo grave”, expresó.

El estado de salud de su esposo fue empeorando, fue intubado y días después le avisaron que falleció.

“Fue lo más fuerte para mí porque yo tenía que darle la noticia a mis hijas por teléfono por videollamada, y eso fue lo más aterrador, porque tuve que decirles que su papito ya se había ido pero yo ya las había preparado, les dije, hijas nosotras estamos en oración por su papito para que Dios nos haga un milagro pero a veces la voluntad de Dios no es lo que nosotros queramos”, recordó.

A pesar del dolor de haber recibido la noticia de que su esposo falleció y estar totalmente aislada, Gabriela tomó fuerzas para hablar con sus hijas.

“Fue terrible ver la cara de mis hijas gritando y llorando, mi hija mayor tiene 15 y la otra tiene 10 y yo sin poder abrazarlas, fue terrible ese momento y estar fuerte por ellas, que me vieran fuerte, les pedí que se miraran la una a la otra y se abrazaran entre ellas, que lloraran lo que tuvieran que llorar, pero que sepan que Dios nos va a fortalecer y nos va a dar su paz que solamente él sabe dar”, comentó.

Gabriela dijo que ha recibido mucho apoyo de familiares y amigos, sin embargo la enfermedad ha sido bastante costosa y desgastante.

“Es una tragedia lo que estamos viviendo y que todavía no acabo de vivir, hemos gastado mucho en medicinas, yo lo más grave que llegué a tener fue una bronquitis aguda, hemos gastado mucho dinero a raíz de esta enfermedad, yo no sé cómo le hace la gente que realmente no tiene demasiado apoyo para comprar medicinas es algo muy triste, la gente debería tomar consciencia”, opinó.

Reconoció que el Coviod-19 fue algo que le ha cambiado totalmente la vida, pero su mayor deseo es estar sana para reunirse con sus hijas, orar juntas y darle gracias a Dios por el tiempo que tuvieron a Felipe.

“Lo que yo más deseo y anhelo con toda mi alma es bajar y abrazar a mis pequeñas, llorar con ellas y empezar a cuidarnos más en lo que es nuestro sistema inmunológico, en nuestros cuidados, no me quiero traumar exagerando y no quiero vivir con temor, pero ser más responsables en nuestros cuidados, no tenemos temor porque Dios está con nosotras”; concluyó.

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