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Además de 'Rosa', 8 huracanes más han pasado cerca de Ensenada en los últimos 60 años

Históricamente, un total de ocho huracanes han tocado tierra al norte de la península de Baja California y han seguido trayectorias cercanas (a 200 kilómetros o menos) a la ciudad de Ensenada.

El último fue el huracán “Nora” a finales de septiembre de 1997 (hace 21 años), que siguió una trayectoria similar a la esperada en esta ocasión para “Rosa”.

Luis Manuel Farfán Molina, investigador de la Unidad La Paz (ULP) del Cicese, proporcionó información sobre los huracanes que han llegado al Norte de Baja California, de acuerdo a una base de datos de la Administración Nacional del Océano y la Atmósfera (NOAA, por sus siglas en inglés) de Estados Unidos.

En ella se encontró que entre 1950 y 2017 han pasado ocho ciclones tropicales dentro de un radio de 200 km alrededor de Ensenada. Los dos primeros no tienen nombre porque antes de 1963 los ciclones no seguían la secuencia de nombres que hay ahora. Se trata de eventos que ocurrieron en agosto (24 al 29) de 1951 y en septiembre (4 al 11) de 1959.

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“Jen-Kath” se presentó en septiembre (9 al 18) de 1963; “Emily” (30 de agosto al 6 de septiembre) en 1965; “Hyacinth” (28 de agosto al 7 de septiembre) en 1972; “Kathleen” en septiembre (7 al 11) de 1976; “Doreen” en agosto (13 al 18) de 1977 y “Nora” en septiembre (16 al 26) de 1997.

Sus trayectorias pueden apreciarse en la figura anexa (figura 1), correspondiendo en tono blanco la de “Nora”. También es apreciable que todos, a excepción de “Nora”, cuando llegaron a tierra lo hicieron ya como tormentas tropicales (vientos de 63 a 118 km/h) y decayeron a depresiones tropicales (vientos menores de 62 km/h). En el caso de “Nora”, entró como huracán categoría 1 (vientos de 130 km/h) y se degradó a su paso por Baja California.

Y precisamente sobre los vientos, informó que para el caso de “Rosa”, el Centro Nacional de Huracanes (NHC) de Estados Unidos estimó hoy a las 2 de la tarde una probabilidad de 12% de que en Ensenada se presenten vientos de hasta 63 km/h entre lunes (11am, hora local) y martes (11am), mientras que esta probabilidad es de 6% para Tijuana en el mismo periodo. Estas probabilidades se van a ir ajustando cada 6 horas y es para vientos sostenidos en la superficie (aproximadamente a 10 metros de altura).

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Para explicar por qué algunos ciclones tropicales pueden alcanzar latitudes tan al norte, el artículo “An Analysis of the Landfall of Hurricane Nora” que publicó el doctor Farfán Molina en 2001, indica que en el Océano Pacífico oriental estos sistemas se forman en una región que se encuentra al sur de México y al oeste de América Central, con un movimiento que es típicamente paralelo a la costa mexicana.

En latitudes bajas, de 10 a 15 grados norte, la mayoría de los ciclones se desplazan hacia el oeste, hacia el Pacífico central, siguiendo la dirección del flujo atmosférico de gran escala. Para ciclones que se mueven hacia latitudes más altas, el movimiento promedio es hacia el noroeste.

Sin embargo, algunos de estos ciclones pueden desviarse a la costa y experimentar cierto grado de recurvatura, lo que significa adquirir una componente de movimiento hacia el este”. Esto tiende a ocurrir en una región que se encuentra alrededor de la península de Baja California, generalmente al final de la temporada, en septiembre u octubre.

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“Otra región donde frecuentemente entran a tierra es la costa este del Golfo de California. De hecho, muchas de las tormentas que se mueven hacia el golfo tienen un gran componente de movimiento hacia el norte y, finalmente, entran por Sinaloa o Sonora”.

Un estudio de la NOAA (Smith, 1986) indica que la presencia de ciclones tropicales intensos en el suroeste de los Estados Unidos es un evento raro en el sur de California y oeste de Arizona.

Este investigador especuló que la región podría experimentar un huracán si las temperaturas de la superficie del mar a lo largo de la costa al oeste de Baja California fueran relativamente tibias y el ciclón se moviera lo suficientemente rápido como para evitar un debilitamiento significativo al pasar por tierra.

Además, en el artículo del doctor Farfán Molina, un resultado está relacionado con el papel que juegan las montañas de Baja California en la trayectoria de los ciclones simulada por un modelo numérico de la atmósfera.

Al realizar una simulación sin considerar estas montañas, la trayectoria seguida por el vórtice asociado a “Nora” se dirigió al norte pero sin la desviación observada hacia el Golfo de California. Esto implica que la interacción entre el ciclón y las montañas es un elemento importante con implicaciones en la distribución espacial de lluvia y viento.

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