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Mi Mundo Azul, un sitio para aprender a socializar en Tijuana

En el restaurante, ubicado en la colonia El Mirador, jóvenes con el trastorno del espectro autista aprenden a ser independientes.

Mi Mundo Azul, un sitio para aprender a socializar en Tijuana

Tijuana, BC.- En la colonia El Mirador existe un restaurante atendido por jóvenes de entre 17 y 30 años de edad con Trastorno del Espectro Autista (TEA).

El lugar lleva como nombre Mi Mundo Azul y da servicio al público los jueves en un horario de 8:30 a 11:30 de la mañana.

Paola, Ricardo, Alí, David, Citlali, Celina, Christopher, Iram, Ángel, Misael y seis más son quienes se encargan del servicio al cliente, trabajan como meseros, limpian las mesas, las acomodan, toman los pedidos, entregan los platillos y les llevan la cuenta a los comensales.

De esta manera los jóvenes aprenden a integrarse de una mejor forma a la sociedad.

La directora del Centro Interdisciplinario de Atención al Autismo, Lilia María Vallejo Ruiz, informó que cuentan con un total de 65 pacientes entre niños y adultos, desde los 3 hasta los 35 años de edad.

“El restaurante surge de una idea, como taller de aprendizaje para los muchachos”, detalló.

El restaurante, explicó, funciona dos días a la semana, el martes, solo como escuela, y el jueves está abierto al público.

El martes es para los alumnos más pequeños, quienes acuden a desayunar y aprenden a comportarse dentro de un lugar con estas características.

“A los padres se les dificulta esta parte y de ahí nació la idea, de esa necesidad  de ayudar a los papás para enseñarles a los niños cómo comer adecuadamente en un restaurante, por un lado, y por otro lado a los adultos ayudarles con esta nueva actividad de meserear y servir”, explicó.

Las enseñanzas

Vallejo Ruiz aseguró que para los jóvenes y niños de la asociación, el restaurante es un taller de aprendizaje que inició en junio del año pasado como programa piloto y en septiembre del 2019 se hizo oficial el taller.

Los grandes hacen la labor de acuerdo a su habilidad o a su grado de autismo, algunos  solo sirven el plato o te lo recogen y otros, los que tienen más habilidades, son los que te toman la orden.

“Nosotros hacemos esto porque queremos que los alumnos aprendan a ser más sociales, porque no pueden entrar a un ambiente normal sin saber cómo deben comportarse en ciertos contextos”, lamentó.

Destacó que por las características que tienen las personas con el TEA se les hace muy difícil socializar, ya que no entienden bien los códigos sociales o el significado de las cosas.

 El servicio

Paola es maestra del grupo de 8 chicos con autismo que atienden el restaurante Mi Mundo Azul, donde en dos grupos se dividen los 16 alumnos que son parte de este taller.

“Uno de los retos que tienen los chicos es la paciencia, porque tienen que esperar, pero ahora ya están más calmados, antes caminaban por todos lados.

“Otro es la atención en cuanto a lo que el cliente les pide, antes los teníamos que acompañar a la hora que tomaban el pedido, pero ahora ya ellos pueden ir solos a tomar la orden”, contó.

También aseveró que ha visto el cambio del antes y después del restaurante en los jóvenes.

“Hemos visto cómo hasta la forma de como se comunican con los demás y cómo interactúan con los demás ha mejorado, esto se ha ido trabajando poco a poco”, concluyó.

En el restaurante, en medio del bullicio de los comensales, se escuchan los trastes, los meseros gritando al personal de la cocina “¡un café!, ¡otro jugo!”; llevan la comida a la mesa, acomodan los manteles y regresan por más platos con comida.

Parecen disfrutar lo que hacen y así lo externaron Paola y Ricardo, dos jóvenes de 20 años que aseguran ser muy felices con su trabajo de meseros.

“Entregar los platillos es lo que más me gusta, me gusta atender, me gusta estar aquí con mis amigos”, expresó Paola.

Por otro lado Ricardo señaló que a él le va muy bien en su trabajo y le echa muchas ganas, además de que la maestra Paola lo apoya durante la labor.

“A mí me va bien en la escuela, trabajo aquí con la Paola, ella me ayuda en lo que hago y a lo que hago le echo muchas ganas. Lo que más me gusta es atender y llevar los platos, los cafés, la comida; me divierto mucho aquí, me siento feliz”, contó.

El jefe de cocineros del restaurante, Jesús Huerta, destacó que la dinámica de trabajo con los meseros especiales es algo nuevo para él ya que en toda su vida no había experimentado algo así.

En la cocina trabajan tres personas, preparan desde huevos estrellados y chilaquiles hasta hot cakes y avena; jugo, café, té y fruta picada, todo esto por el monto de 90 pesos, los recursos que se generan son para financiar el mantenimiento de programas para la capacitación del trabajo de personas con TEA.

Lucy Rubí, una comensal de Mi Mundo Azul, subrayó la importancia de trabajar con personas con autismo y enseñarlas a poder relacionarse.

“Me parece fabuloso, porque yo he tenido la experiencia de convivir con niños autistas en el taller de artes plásticas de la UABC, esto es muy importante para ellos, el poder relacionarse se les dificulta y que los tengan aquí me parece muy bueno”, opinó.

Por otra parte la activista Tijuanense Lourdes Lizardi hizo hincapié en la inclusión que se da a los jóvenes con este trastorno.

“Me parece super bien, tienen un precio justo y la comida es muy nutritiva; lo mejor es que se les está incluyendo, me parece magnífico el esfuerzo de la asociación civil Pro Autismo”, recomendó.

Tome nota

El restaurante Mi Mundo Azul está ubicado en Calle Bahía de las Palmas 3494, en Lomas del Mirador, Tijuana.

 

 

 

Fotos: Gustavo Suárez

 

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