WAP
¿Pornografía o liberación femenina? Esa pregunta me surgió al ver el video y escuchar la letra de WAP.
¿Pornografía o liberación femenina? Esa pregunta me surgió al ver el video y escuchar la letra de WAP. Una canción que en dos semanas alcanzó más de 100 millones de vistas, una distracción de la pandemia. Unas imágenes y una letra que ha sido muy elogiada como una forma de liberación femenina por poder hablar abiertamente sobre sus propios genitales y mostrar mujeres de raza negra y latina, aprovechando la ola BLM. Dio tanto que hablar que no tuve más que mirarla, experiencia que debe tener todo aquél que le interese esta columna. Un puñado políticamente incorrecto decimos que es una canción sumamente machista y misógina. ¿Cómo puede haber lecturas tan extremas sobre una canción? La respuesta es cultural, en la tercera década del Siglo XXI pareciera que este tipo de música y la apariencia “gangsta” dominarán. Una decadencia de la cultura universal. La canción WAP es un paradigma de este tema. Es asombroso cómo muchas mujeres, no se diga hombres, celebran que una mujer hable de su propio placer, eso argumentan.
La letra habla del placer de un prostíbulo, el placer de la mujer no está. El Hip-Hop y el Rap pasaron de una voz del pueblo negro americano a una tendencia a lo vulgar. El que muchos cantantes masculinos hablen soezmente no hace que una mujer resulte liberadora por el simple acto de hacerlo. En esta subcultura el ideal estético e ideológico de un padrote es el masculino, el de la mujer, justamente las de la canción, unas prostitutas.
Tontos los hombres que nos dan dinero a cambio de un rato con nosotras, así podemos vivir en el lujo de lo feo, parecen decir. Quien vea el video tendrá una aversión o una atracción, hablará de lo que tiene cada quien en la cabeza. Habrá desde el escándalo hasta la fascinación. Toda la canción parece un sofisticado preámbulo a una escena porno. Peor aún, mi impresión es que es un video hecho por y para los hombres, el que muchas mujeres lo encuentren liberador es una manifestación del sometimiento al patriarcado.
Este siglo vino a normalizar el porno, es algo muy usado en la alcoba, más de lo que se habla. Yo pongo esta canción en la misma reflexión, ante el hecho de llevar años viendo a un enorme grupo aplaudiendo cómo perrean las niñas. Aquí son mujeres adultas producto de la pobreza que sueña con lujosos burdeles o mansiones con tigres y oro. Así como despacito, esta canción también pasará desapercibida como ideologizante hacia la sumisión. Veo el triste escenario del patriarcado en el negro pobre americano: el grafiti, la música, la apariencia es de impacto global. Las mujeres tienen la última palabra.
* El autor es siquiatra y ejerce en Tijuana.
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