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Urge acabar con los autos chocolate

Desde que existe memoria, el tema de los autos chocolate, aquellos de origen norteamericano que terminaron en suelo nacional, ha sido un problema recurrente y con total impunidad...

Desde que existe memoria, el tema de los autos chocolate, aquellos de origen norteamericano que terminaron en suelo nacional, ha sido un problema recurrente y con total impunidad, siempre los utilizó el crimen para hacer sus fechorías, pero no fue hasta que las empresas de producción nacional que metieron presión, que ahora parece que el tener un auto sin importar es mayor delito que ser narcotraficante, lo único cierto es que a nadie le conviene que existe un padrón irregular de autos en la ciudad.



De acuerdo con diversas declaraciones de importadores y empresarios, en Baja California podría haber un número casi idéntico o superior al padrón registrado de automóviles, en números redondos, en la entidad hay alrededor de 2 millones de vehículos con tarjeta de circulación (vigente o no), esto nos da un universo aproximado de 2 millones de automóviles sin registro que circulan.



Si bien es cierto que la mayoría de los autos chocolate no son usados para cometer crímenes (imagínense, 2 millones de autos en la entidad cometiendo crímenes a diestra y siniestra), lo cierto es que son los que más llaman la atención, en su mayoría estos autos los compran personas de escasos recursos que tienen menos de mil dólares en comprar alguna unidad que les ayude para sus traslados, ya sea llevar a los hijos a la escuela, ir al trabajo o llevar el producto de la venta al sobrerruedas más cercano.



No obstante, al decir que urge acabar con los autos chocolate no es satanizar el tema, sino encontrar una regulación y no será con los operativos que ahora el SAT y la Guardia Nacional ejecutan con retenes en donde tratan como delincuente a cualquiera que es sorprendido con un auto que tenga placas o papeles norteamericanos, donde se les obliga a pagar multas que pueden rasguñar hasta los 100 mil pesos.



El Senado lamentablemente ya cedió ante las grandes armadoras nacionales que metieron mucha presión y sacaron del debate la regularización de los autos chocolate, esto con un fin meramente económico, a esos empresarios no les importa que la economía de las ciudades fronterizas bien depende de la movilidad que hoy tienen sus habitantes, o ¿qué pretenden hacer con estas medidas? ¿Desaparecer de la nada a todos los autos chocolates un día? Eso es imposible.



Urge una regulación, sí, pero no como los hombres de negocios la quieren hacer para sus fines, a nivel estatal se han analizado maneras para crear un registro de automóviles que se regularicen sin tener que pagar los altos costos de importación que han sido impuestos, lo importante es saber cuántos automóviles hay, a nombre y cuidado de quién están, saber que si no están en este registro donde no genere grandes costos es porque están escondiendo algo.



También junto a ello viene la importancia de que los automóviles no terminen abandonados como chatarra, que en caso de un accidente existan responsables, que también se regule la emisión de sus gases contaminantes ¿ya vieron cómo amanece Tijuana cada mañana con una espesa capa de smog? Todo eso es lo que verdaderamente importa respecto a los autos chocolates.



Insisto, urge desaparecer a los autos chocolates, pero no agraviando a los que con trabajos logran conseguir para comprar un auto a precios modestos, sino para que mediante un registro no haya excesos ni ilegalidades.

* El autor es periodista con 25 años de carrera. Ha encabezado noticieros en la televisión internacional; ganó el premio Nacional de periodismo y ha sido académico, además dirige el portal www.alfredoalvarez.mx.

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