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Ucrania-Rusia

Escribo esta columna en el segundo día de la intervención militar rusa. Hay un dilema moral en el encuentro entre el ejército de Ucrania y el gigante ruso.

Escribo esta columna en el segundo día de la intervención militar rusa. Hay un dilema moral en el encuentro entre el ejército de Ucrania y el gigante ruso. El presidente de Ucrania dice la verdad al afirmar que el objetivo prioritario es él, el problema es que para acceder a él tienen que pasar por el Ejército. La gran mayoría no está interesada en salir a pelear contra los rusos, no hay una gran manifestación de ciudadanos en defensa del presidente en turno. Algo parecido a lo que sucedió en los ataques norteamericanos a países como Irak, si algún país ha hecho intervenciones militares por doquier es Estados Unidos. En Panamá entraron y se llevaron al dictador Noriega por narcotráfico a vivir y morir en una cárcel americana, cientos de civiles y militares muertos en el camino. Por más que trate Putin de atacar exclusivamente al ejército y al movimiento neonazi, habrá muertes colaterales. Una decisión ideológicamente apoyada en el estrés postraumático que les quedó después de cuarenta millones de muertos por los nazis, es una herida abierta en Rusia. La OTAN trata de incorporar a Ucrania siendo que había un tratado para no hacerlo, apoyó a un grupo de ciudadanos que querían anexarse a Europa encabezados por una ultraderecha neonazi y los lanzó a la calle, esa es la semilla que hizo que ganara las elecciones Zelensky en el 2019. Él siguió apoyando a las fuerzas de ultraderecha que atacaban a los prorrusos, ha sido una masacre de años. Tiene un trasfondo religioso entre las iglesias ortodoxas ucraniana y rusa. El país está dividido respecto al intento de la OTAN, entre imaginarse miembro de la Unión Europea o mantenerse ruso. Imposible aceptar cualquier guerra, pero siempre hay que escuchar ambas partes. La meta de Putin es llegar a la oficina presidencial en Kiev, que ha matado a miles de pro rusos, de hecho, ciudadanos rusos. Putin sabía las consecuencias financieras que padecería, sin embargo, no sin previa advertencia, decidió atacar a todo soldado que se le enfrente, acaba de invitar Putin a conversaciones a un sector militar que esté dispuesto a dar este golpe de Estado simplemente quedándose cruzados de brazos. Cuando escribo esto, temo un escenario de batalla en Kiev con los ciudadanos resguardados no dispuestos a apoyar al presidente. Día con día vemos más claramente la estrategia y finalidad del ataque ruso. Rusia defendiendo a sus ciudadanos ucranianos e impidiendo se haga un referéndum para asociarse con la OTAN. Imagino a Putin queriendo retirarse a la brevedad, dejando a Ucrania blindada ante la OTAN. Qué tiempos no está tocando vivir. Putin cruzó, como Julio César, el Rubicón.

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