Tiempo perdido
El tiempo es quizá el bien más valioso que tenemos los humanos. Nuestros años de vida en este planeta son limitados y, por lo tanto, sagrados.
El tiempo es quizá el bien más valioso que tenemos los humanos. Nuestros años de vida en este planeta son limitados y, por lo tanto, sagrados. Es por ello que uno de los peores castigos que le puedes infligir a una persona por la comisión de un delito es condenarlos a prisión. Pasará sus mejores años encerrado, no verá a sus hijos crecer, no podrá caminar junto al mar, no festejará momentos de alegría con sus seres queridos. El tiempo es vida.
En la actualidad, la expectativa de vida en México es de 74 para hombres y 79 para mujeres (OMS). Por ende, contamos con siete décadas para darle sentido a nuestra existencia y hacer lo mejor posible por construir un mejor país. Cada uno debe tomar las mejores decisiones para hacer de este corto tiempo uno lleno de sentido y satisfacciones. Desperdiciar tiempo es una bofetada a la naturaleza que nos ha brindado esta gran oportunidad de realizarnos.
Gracias a los avances tecnológicos, los humanos hemos podido optimizar y hacer más eficiente ciertos procesos de nuestra cotidianidad. Es decir, tenemos mucho más tiempo libre que nuestros antepasados. Este tiempo lo podemos usar para estar con nuestros seres queridos, escribir, leer, ejercitarnos, subir una montaña. Otras veces decidimos usarlo para satisfacer nuestros apetitos hedonistas. Muchos, la mayoría quizá, utilizan este tiempo trabajando para poder subsistir.
El tiempo individual finalmente es decisión y responsabilidad de cada uno. Yo decido usarlo para los fines que estime conveniente. Sin embargo, está la otra cara de la moneda. Muchas veces cae en nuestras manos el tiempo de nuestro prójimo. En principio, si damos valor toral a nuestro tiempo debemos brindar solidariamente igual importancia al tiempo de los demás. Por eso la impuntualidad es un vicio condenable.
En este sentido, la labor del gobernante no es solamente política. Ellos son auténticos guardianes de nuestro tiempo. Una generación política fallida equivale a una generación social perdida. Si por décadas se dedicaron a relegar el trabajo de gobernar por robar, es natural que tengamos una generación de jóvenes abandonados. Claro, por otro lado, se encuentra la responsabilidad de círculos sociales próximos como familias, comunidades, etc. pero eso es tema aparte. Al gobernante se le han brindado numerosas herramientas con la cuales puede resolver temas cotidianos fundamentales. Su tiempo en el poder es nuestro tiempo también.
Por eso se dice que el sexenio de Vicente Fox fue uno de tiempo y oportunidades perdidas. Tuvo toda para hacer mucho y terminó haciendo nada.
Este ejemplo lo podemos transportar a nuestra política local y los seis años desperdiciados con Francisco Vega. Seis años que otras entidades usaron para sacar adelante temas como infraestructura, seguridad, educación y salud. ¿En qué utilizó Vega su (nuestro) tiempo? En hacer nada para nosotros y todo para él (y su camarilla mafiosa).
Por eso, este próximo 2 de junio al salir votar, hagamos la siguiente reflexión: ¿A quién de los candidatos estaría dispuesto a brindarle la enorme responsabilidad de mi tiempo? ¿Quién dará el mayor uso productivo a este tiempo? Sobre todo, salgamos a votar.
*El autor es abogado egresado de la Universidad Panamericana.
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