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Tiempo de balance

Conocí a Marina del Pilar Ávila Olmeda cuando aspiraba a la diputación federal por el II Distrito. Conversamos sobre su futuro inmediato y visualizamos entonces su destino político intermedio, la alcaldía de Mexicali.

Conocí a Marina del Pilar Ávila Olmeda cuando aspiraba a la diputación federal por el II Distrito. Conversamos sobre su futuro inmediato y visualizamos entonces su destino político intermedio, la alcaldía de Mexicali. No recuerdo si me pidió un par de consejos, pero igual le hablé de la necesidad de mantener su autenticidad y la frescura de su discurso para fortalecer la empatía con los electores y futuros representados. Coincidimos en la importancia de cuidar el entorno inmediato, específicamente de los colaboradores y quienes, a la postre, serían sus funcionarios. En términos generales creo que escuchó mis comentarios y formó, con sus excepciones, un buen equipo de trabajo en los que destacan la honradez, experiencia y profesionalismo. A seis meses de haber asumido la jefatura del Poder Ejecutivo, es tiempo para analizar aciertos y “áreas de oportunidad” como llaman hoy a los desaciertos.

La gobernadora de Baja California logró colocar a algunas de las personas adecuadas en los puestos adecuados. En los cargos claves en el momento de la transición, apostó por esa experiencia y el profesionalismo que parece le están funcionando. Es el caso de la Secretaría de Salud, con el doctor Adrián Medina Amarillas; en Hacienda, con Marco Antonio Moreno Mexía; la Sidurt, con Arturo Espinoza Jaramillo. O en Educación, donde se ha destacado Gilberto Solís Benavides. En otros cargos importantes, como la Secretaría de Gobierno, ha nulificado la capacidad de acción política de Catalino Zavala Márquez, manteniéndolo ocupado en tareas de poco riesgo y exposición, independientemente de que en materia de política interna la situación está tranquila, con un congreso del Estado a modo, al igual que la mayoría de las alcaldías, sindicatos, organizaciones laborales, partidos políticos y hasta organismos empresariales que prefieren no hacer olas. A los amigos cerca, pero a los enemigos aún más cerca. Aunque no estoy seguro de su efectividad a mediano y largo plazo, en Comunicación Social el manejo ha resultado hasta el momento positivo, con propaganda y mensajes dulces, suaves, amorosos y de esperanza que han generado una buena imagen. Quién sabe qué tanto les alcanzará el presupuesto. De la secretaría del Bienestar, Netzahualcóyotl Jáuregui está en el congelador, el del Campo, de Pesca, del Trabajo y otros, quien sabe dónde anden.

Pero hay dos espacios importantes en el organigrama estatal en los que habrá que poner más atención. Uno es el de la pomposamente llamada Secretaría de la Honestidad y la Función Pública, a cargo de Rosina del Villar, que no muestra interés alguno, como tampoco lo hay en el Congreso del Estado, por investigar las múltiples denuncias de corrupción en el gobierno de Jaime Bonilla Valdez, ampliando así el manto de impunidad sobre el exgobernador, hoy de nuevo sin fuero, que se extiende desde el mismo Palacio Nacional. Un reclamo persistente es el de investigar y llevar a la cárcel a quienes usaron el poder para enriquecerse. Y nada se ha hecho, lo que más temprano que tarde, los bajacalifornianos recordarán y reclamarán.

Donde sí de plano, siguen sin encontrar la fórmula es en materia de seguridad y justicia. Militares van y militares vienen. Se abren más espacios y cuarteles para soldados y la Guardia Nacional. De las reuniones de las mesas de seguridad no sale nada nuevo. No se habla de estrategia, si acaso se muestran cifras, son generalmente negativas. En la Secretaría de Seguridad el general Gilberto Briceño sigue sin dar con bola y en la fiscalía general del Estado, Ricardo Iván Carpio, quiere, pero no puede. Le falta “barrio”, dicen en los pasillos del edificio de Río Nuevo, al igual que al director de la Policía en Mexicali, Pedro Ariel Mendívil. Muy letrados, muchos artículos y códigos, pero se los “comen” los vagos, les ganan los malos y los supera la realidad.

A seis meses de haber asumido la gubernatura, el balance se puede calificar de bueno, a secas. Los escándalos han sido pocos o han sido minimizados con fuegos artificiales. El plan Respira es uno de ellos. Obras a realizarse en todo el estado para los próximos tres o cuatro años, pero que desde hoy ocupan, en un desbordado gasto publicitario, todos los espacios informativos y redes sociales. Un plan que, contrario a lo que se promete, estimulará el uso de vehículos y en consecuencia, la contaminación ambiental, muy lejos de la movilidad sustentable, con un sistema de transporte público eficiente, se ofreció. Pero negocios, son negocios.

Restan al actual gobierno estatal 66 meses y la gobernadora tiene todo para hacer un excelente papel. Sólo hay que enfocarse en las “áreas de oportunidad” y hacer los cambios que tenga que hacer. Eso sí, si es que se atreve, sería histórico.

*El autor es periodista con 45 años de experiencia, licenciado en periodismo, asesor en comunicación y marketing político, consultor de medios.

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