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Saturación hospitalaria

¿Quién de los lectores no ha sabido de alguien muy cercano con Covid en el último mes?

¿Quién de los lectores no ha sabido de alguien muy cercano con Covid en el último mes? Calculo que muy pocos. Por doquier se escucha de algún grupo que recientemente se infectó, incluso reinfectó. El semáforo naranja va ganando terreno. Mientras las muertes Covid diarias en el país se sigan contando por cientos es señal de alarma, o ¿realmente es una histeria? Quizá un pánico colectivo producto de la difusión de la información fatalista, pánico que dejaría solamente dos caminos, lo ignoras o lo tomas en cuenta. El pánico es de unos pocos, como la negación también lo es. La mayoría lo asumió como algo del orden de lo inevitable, como una ola. Se normalizó el miedo transformándose en cautela, para bien y para mal. Los no vacunados suponen que los vacunados tenemos pánico. México ha sido de los países que aplaudimos las vacunas, muchos países ricos tienen serios problemas con fuertes movimientos antivacunas. Aquí hacemos pacientemente fila, en otros lados te premian o te castigan. Todos deseamos que la paradoja, sea, al final, que el coronavirus en forma Ómicron sea al mismo tiempo la mejor vacuna. No debería ser argumento para contagiarse sin problema, pero en muchos está haciendo ese efecto. Cuando la cadena de contagio toca a alguien frágil este puede necesitar hospitalización, si son muchos al mismo tiempo, morirán de nuevo en las puertas de la entrada. El efecto cansancio pandémico es válido, su solución no es relajar las medidas. Hay que reconocer que casi todos estamos conmovidos, al mismo tiempo resignados, ese es el problema. La saturación del sistema de salud es exactamente lo que hay que evitar, no se le puede pedir más respuesta al Estado, a nosotros los mexicanos nos tomó la primera ola desprevenidos, aunque advertidos, pero sin suficiente capacidad de respuesta médica. Seguimos así, aunque la actual hospitalización es mucho menor, esta podría aumentar considerando la alta contagiosidad. Convive la incertidumbre con la esperanza, una extraña mezcla. La figura del capitán de nuestro barco en el mar de la pandemia es el doctor López-Gattel, hay intentos de motín a bordo, más gritos que acciones. A mí me conmueve su estoicismo médico, su rigurosidad y capacidad de adaptarse al momento. La historia le dará la razón, cuando tengamos el capítulo final habrá la posibilidad de hacer un balance mundial y cada país tendrá algo distinto que contar. Habrá especialistas acerca de este periodo, y para finales de siglo será solamente el recuerdo infantil de los viejos. Parece que vemos luz al final del túnel, es solamente una posibilidad, lo sabremos en semanas. Mientras tanto el mundo gira y vemos los surreales Juegos Olímpicos de China, cuyo personaje central es la pandemia. * El autor es siquiatra y ejerce en Tijuana.

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