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Salud mental

Mucho se habla sobre la salud mental en tiempos de Covid. Sobre todo, en cómo nos está alterando.

Mucho se habla sobre la salud mental en tiempos de Covid. Sobre todo, en cómo nos está alterando. Obviamente la ansiedad y la depresión son las dominantes; los trastornos de la personalidad, la violencia intrafamiliar y el abuso de sustancias suelen complicar el escenario. Poco se habla de aquellos que ya tenían un problema mental y les llegaron estos tan singulares meses de Covid. Los que padecían ya de ansiedad antes de la pandemia se dividen en dos grupos, aquellos que están aprensivos y aquéllos a los que el encierro forzado y compartido les da alivio. Los famosos ataques de pánico lo son por el hecho de sentir que te mueres. Anticipo que en época de influenza será frecuente sentir que te mueres si tienes los síntomas que tiene en común con el Covid, la mayoría. Será terreno para activar ataques de pánico que no harán más que exacerbar el cuadro y sentir más sensación de ahogo o palpitaciones. Ahora estoy atendiendo por videollamada y en ocasiones me cuesta trabajo distinguir una crisis de ansiedad con un posible Covid. Veremos la ansiedad en muy diversas presentaciones. Las personas deprimidas están peor, tanto por lo deprimente que pueden ser estos tiempos, como por no poder hablar de su depresión ya que nadie quiere oír “gente negativa” en estos momentos. Se les presiona más aún a no mostrar su depresión para no afectar a los cercanos. Como dice el personaje Joker “la peor parte de tener una enfermedad mental es que la gente espera que actúes como si no la tuvieras”. Quienes padecen de bipolaridad la tienen difícil por lo mismo, no hay depresión más profunda que la bipolar, el riesgo suicida aumenta en la reclusión forzada, se puede estar muy solo estando muy acompañado. Las manías bipolares garantizan la ruptura de las medidas sanitarias y emprender conductas de alto riesgo, no es tan raro encontrar en la calle alguien aparentemente muy contento y activo afirmando que no pasa nada. En la borrachera o bajo los efectos de anfetamínicos también se puede desinhibir la persona y circular como si no hubiera una pandemia. El sicótico, el paranoide, pierde su privacidad al tener que convivir continuamente con otro, esto los altera mucho y es terreno fértil para crisis de agitación. Es una larga lista de formas sicopatológicas que está forjando, o exacerbando, la mal llamada nueva normalidad. Esto será más notorio conforme pasen los meses y sigamos con tanta limitación a la circulación. Se empieza a notar el efecto fatiga social, mucho estrés y carencias durante demasiado tiempo. La resiliencia, tanto en ingeniería como en sicología, se refiere a retomar la forma original y esta necesita de tenacidad. Es válido tener como meta final regresar a la tradicional normalidad.

* El autor es siquiatra y ejerce en Tijuana.

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