Resolviendo el tráfico de Tijuana
Nuestra ciudad está mal hecha y para colmo, con un mantenimiento urbano muy deficiente.
Nuestra ciudad está mal hecha y para colmo, con un mantenimiento urbano muy deficiente.
Para donde veas, por donde circules vehicular y peatonalmente hay obstáculos para hacerlo de forma fluida.
Esto, por supuesto, no es un tema del gobierno actual o ni el del periodo anterior. Hace mucho que no tenemos, incluso, un Gobierno del Estado que le invierta en serio al tema vial de la ciudad que tiene el 50% de la población estatal.
Así que, múltiples factores nos han llevado al caos actual y la verdad, da igual todo lo que se ha invertido en planeación (municipal y estatalmente) no veo una solución en el corto plazo.
Recuerdo cuando Jesús González Reyes, ex alcalde, prometió en su campaña solucionar el conflictivo crucero de la 5 y 10. El proyecto debía incluir unas gazas de incorporación como las que finalmente sí construyó en el crucero de Lázaro Cárdenas y bulevar Industrial en Otay, pero no se hicieron. Se preguntarán por qué. Pues por un mal que aqueja a todos los gobiernos que ha tenido esta ciudad: les da miedo, no pueden o no quieren, expropiar terrenos, casas o negocios que estorban a la fluidez de la circulación. Ejemplos como esos hay muchos y cada vez que hay una propuesta de solución al trafico diario, terminamos con un parche, una calle de incorporación, un par vial o alguna cosa mas sencilla que evite un conflicto de propiedad.
Luego está todo el problema de la sincronización de semáforos y las señales de alto donde no se debe y a contentillo de los vecinos que los piden. Tenemos un desastre de sistemas y automatización que terminó, en esta administración municipal, con la operación de los hombres de amarillo (los auxiliares de tráfico) en lugar de ir cambiando el sistema por las calles principales cuando menos poco a poco.
Otra situación que no podemos dejar de lado es la de los autos irregulares que, según por lo que vemos en las calles todos los días, circulan por miles. Las “placas” anapromex (así en minúsculas) y las placas vencidas son el auténtico termómetro de que en este país cada quien hace lo que le da su regalada gana y que la autoridad no lo es tanto cuando le toca ejercer el uso de la fuerza pública para imponer la ley y sus reglamentos. Sacar de circulación esas bombas de tiempo (porque no cumplen con ninguna regulación) de las calles, mucho ayudaría a la fluidez.
Claro que no hay que olvidar el cochinero que tenemos en el “servicio” (de alguna forma hay que llamarlo) del transporte público. Con pararte un día en un crucero cualquiera de un bulevar principal, puedes darte cuenta de la impunidad con la que circulan infringiendo cualquier cantidad de reglas mínimas de tránsito, además de hacerlo con unidades semivacías y en muchos casos obsoletas. Sin mucho estudio, mínimo sobran la mitad de unidades.
Luego tenemos el desorden de empresas de televisión por cable, telefonía, CFE y los propios señalamientos viales oficiales, que tienen invadidas las aceras con postes de todo tipo donde es toda una odisea caminar de un punto a otro. El mobiliario urbano concesionado y las estaciones de transporte público en nada ayudan a que haya un orden peatonal, un orden de parada de taxis y autobuses y mínimamente, una fluidez para que la gente use puentes y pasos peatonales en las esquinas para cruzarse.
En este caso, creo yo, por eso tenemos el nivel tan exagerado de atropellamientos, porque el peatón mismo piensa que es de hule y nada le va a pasar al cruzar la calle a la mitad o parar a su transporte en cualquier lado.
Total, que no hay solución a la vista ni para un lado ni para el otro. No mientras no tengamos un principio de orden y cumplimiento de la ley y los reglamentos.
Construir calles y puentes es necesario, pero partamos por lo económicamente viable, ser observantes de la legalidad.
* El autor es empresario, turistólogo y un enamorado de su ciudad.
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