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¿Qué hicimos para merecer tan mala infraestructura?

Es desesperante circular por Tijuana cuando eres residente de la ciudad. Debe ser una locura hacerlo cuando no lo eres. Un visitante que llegue por cualquier medio de transporte debe suponer que estamos locos de atar.

Es desesperante circular por Tijuana cuando eres residente de la ciudad. Debe ser una locura hacerlo cuando no lo eres. Un visitante que llegue por cualquier medio de transporte debe suponer que estamos locos de atar.

Desde un pésimo mantenimiento de las calles, una muy deficiente (y obsoleta) señalización, así como falta de grandes obras viales (y las pocas que existen a medio terminar), Tijuana es la antesala a un infierno, a una sala común de un hospital psiquiátrico o a un kindergarten de libre albedrío: cada quien hace lo que quiere, por donde quiere y como quiere.

El caos vial del Aeropuerto es único: no hay espacio para circular, tienes que dar unas arcaicas vueltas en “U” para entrar, no hay estacionamiento suficiente, la gente se “estaciona” en 2 km en zona prohibida. Ya ni importa si llega tarde un avión, de todas formas el caos está en el exterior.

El bulevar 2000 y el Alamar son dos cuentos aparte. A medio terminar ambos, no logran ni siquiera presentar una imagen digna, mucho menos resolver la incorporación a las colonias aledañas ¡no hay ni alumbrado público! Es una boca de un lobo por las noches y un muladar durante el día. Como nido de desechos de obras privadas y acumuladores permanentes de basura, no hemos sido buenos ni para deshacernos del escombro en sus roídos camellones o laterales sin terminar.

Especial atención requiere fijarnos en los fraccionamientos/ciudades satélites que tenemos. Por ejemplo, para llegar a Natura y alrededores es un caos por no contar con suficiente ni adecuado transporte público.

De Santa Fe, encapsulado por una salida casi única de 3 carriles, no te escapas de quedarte “atorado” vayas o vengas.

De Playas de Tijuana ya es una pena referirse al congestionamiento para llegar y salir y de su falta dé incorporación al tramo de carretera federal siempre lleno de baches y sin salidas alternativas.

Y hablando de los autos haciendo fila para cruzar a Estados Unidos, ahora sobre la otrora vía “rápida”, más lenta que nunca, mejor ni hablamos: si para los temas que podemos resolver no hay obra ni soluciones, menos para las que involucran otros gobiernos de otros países. Ya lo he dicho en otras ocasiones: la línea internacional es un cochinero donde convive lo peor y lo mejor de Tijuana.

Para generalizar la ciudad es un caos por sí misma, donde camiones de carga de exportación circulan por una vialidad con muchos baches, el autotransporte de carga convive por las mismas calles y los mismos horarios que el transporte público, el auto de uso particular tanto el regular como el irregular. Estamos atrapados en una espiral que nos hunde día a día.

Ante el reto vial (mayúsculo) que tenemos, no veo a nadie tomando en serio el problema: mucha despensa, mucha labor social, mucho TikTok y redes sociales en general, pero ningún gobierno tomando decisiones y poniéndolas en acción. Que desesperante.

Veo a muchos funcionarios públicos tan interesados e involucrados en las futuras campañas del 2024 (dos años más) y tan pocos intentando solucionar los problemas de hoy que repercutirán en el futuro.

Se les olvida que no hay mejor campaña de promoción que los resultados de un trabajo bien hecho. Está bien que la Presidente Municipal, el síndico, los regidores, los diputados se quieren reelegir en el siguiente periodo, pero ojala los contratemos de nuevo porque hicieron un excelente trabajo no porque hacen buenas grillas. Todos, absolutamente todos, no están obteniendo los resultados que necesitamos. Da igual ni salen todos los días en todos los medios (casi siempre pagados): su trabajo es, en este momento, muy deficiente, muy sin ganas, muy mediocre. Esperemos un cambio muy pronto.

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