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Planeación

Sun Tzu, el más antiguo de los estrategas modernos del siglo IV A.C y que durante 25 siglos ha influido el pensamiento militar del mundo no conoció el término planeación, él hablaba de la estrategia ofensiva.

Sun Tzu, el más antiguo de los estrategas modernos del siglo IV A.C y que durante 25 siglos ha influido el pensamiento militar del mundo no conoció el término planeación, él hablaba de la estrategia ofensiva. En el Capítulo VIII (Las Nueve Variables), versículo 9, de su libro "El Arte de la Guerra", dice: "El general debe estar seguro de poder explotar la situación en su provecho, según lo exijan las circunstancias”. Baidaba, en su texto árabe-hindú Calila y Dimna en la versión de Antonio Chalita Sfair, escribía sobre las tres cosas en que debía concentrarse la atención del gobernante: Analizar cuidadosamente los hechos pasados y las razones de su fracaso, hacer un balance de los beneficios y perjuicios que le han traído. Estudiar cuidadosamente la situación en su hora presente y de sus aspectos buenos y malos, explotar las buenas oportunidades en tanto pueda, y evitar todo lo que pueda causar pérdidas y fracasos. Estudio del futuro y de los éxitos o fracasos que a su juicio le espera, prepararse bien para aprovechar las buenas oportunidades y estar atento contra todo lo que teme. Cuando Aníbal planeaba conquistar Roma se inició con la definición de la misión de su reino, luego formuló las estrategias, analizó los factores del medio ambiente y los comparó y combinó con sus propios recursos para determinar las tácticas, proyectos y pasos a seguir. Esto representa el proceso de planificación que se aplica hoy en día en cualquier empresa. Más tarde, Nicolás Maquiavelo en su libro "El Príncipe", también explica la necesidad de la planeación para la realización de un buen gobierno. Aunque hay diversos ejemplos a través de la historia, los precedentes son una muestra representativa acerca de cómo se desarrollaba el pensamiento estratégico. Al finalizar la segunda guerra mundial, las empresas comenzaron a darse cuenta de algunos aspectos que no eran controlables: la incertidumbre, el riesgo, la inestabilidad y un ambiente cambiante. Surgió, entonces, la necesidad de tener control relativo sobre los cambios rápidos. Como respuesta a tales circunstancias se comienza a utilizar la planeación estratégica. Desde los tiempos ancestrales, el hombre ha mostrado preocupación en saber por anticipado aquello que deberá enfrentarse en los días por venir. Como si de esa manera pudiera esquivar su destino en el caso de algunos, o bien, cuando se trata de buenas promesas, tranquilizándose disfrutándola por adelantado. Planear es sin duda una de las actividades características del mundo contemporáneo. No obstante la planeación sigue siendo en esencia un ejercicio de sentido común, a través de esta se pretende entender en primer término los aspectos cruciales de una realidad presente, para después proyectarla, diseñando escenarios de los cuales se busca finalmente el mayor provecho. Por eso resulta incomprensible que no se utilice la planeación, principalmente en la ejecución de las obras públicas que causan un alto impacto en los costos a la ciudadanía (pueblo para estar a tono). En Mexicali, pongamos como ejemplo el paso superior de vehículos del crucero Lázaro Cárdenas-Rio Nuevo, ese nodo vial se puede definir como el centro neurálgico del tráfico de la ciudad en el sentido este-oeste, cerrarlo totalmente y destruir para construir no es la mejor manera de ejecutar esa obra. Es inconcebible que no se hayan realizado obras preliminares de desvío de tráfico para evitar el caos vial suscitado por el cierre mencionado, el haberlo hecho como lo hicieron, impacta en la pérdida económica y de tiempo de los usuarios de ese eje vial, además con el consecuente daño a la estructura de los pavimentos por el incremento del tráfico en las vialidades utilizadas como rutas alternas. La falta de planeación evidente en una obra que no mejorara la fluidez del tráfico sobre ese eje vial, traerá como consecuencia que la inversión sea mucho menor a lo gastado por la ciudadanía en el tiempo que dure la construcción de la obra. Falta de sentido común. *- El autor es ex presidente de la Federación de Colegios de Ingenieros Civiles de la República Mexicana

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