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Paros y marchas mal encaminados

Durante el paro nacional de mujeres, el pasado 9 de Marzo, se vio un cambio en las calles y escuelas.

Durante el paro nacional de mujeres, el pasado 9 de Marzo, se vio un cambio en las calles y escuelas. Escuché gran cantidad de reflexiones en redes sociales sobre el tema. Desde las que destacaban la manera en que el comercio y el desarrollo empresarial se habían frenado por su ausencia, hasta las más dramáticas en donde se defendía que la economía entera colapsaba sin ellas.

No niego que los paros y las marchas provoquen algún cambio, pero creo que las estamos mal orientando. ¿Si en lugar de manifestarnos juntos, hombres y mujeres frente a monumentos nacionales, lo hacemos mejor frente a las casas de los funcionarios estatales y municipales? ¿Y si en vez de dañar y destruir propiedad de la nación, dirigen los manifestantes molestos y belicosos (que no son todos), su encono en contra de los bares y cantinas que tienen a mujeres como prostitutas recluidas? Yo me pregunto si acaso esas acciones redirigidas, tendrían o no un impacto más congruente a favor de hombres y mujeres.

Un humanismo unido y no dividido, una lucha entrelazada de géneros, unas marchas dirigidas hacia los puntos y personas responsables de la violencia, son los pasos obligados para obtener verdaderos resultados. Pero mientras sigamos divididos entre ellas y ellos, otras y otros, los políticos seguirán burlándose de nosotros.

Luego del paro nacional, me dio mucho gusto ver a hombres sensibilizados y mujeres menos radicalizadas, defendiendo con la razón y no con las vísceras, cada uno de sus argumentos. Por ello decidí quedarme con las voces progresistas, que buscan cambios de fondo y saben que los cambios verdaderos se dan de manera generacional, no en un fin de semana ni a través de un paro nacional.

Y no significa que con ello no aplauda lo que lograron tantas mujeres y sobre todo lo que demostraron en un solo día, sino que mi postura no distingue edades, razas ni géneros, pues creo fielmente que “el humanismo”, es el único camino hacia el progreso. Tan importantes ellas como nosotros… Imaginemos que los hombres decidiésemos hacer también un paro nacional.

También el país entero se paralizaría. La mayoría de los trabajadores de la construcción son hombres, casi todos los choferes de transporte público son también del género masculino, en las cocinas de restaurantes donde el ambiente laboral es casi siempre insoportable, la mayoría también son cocineros y ni hablemos de los cuerpos de seguridad, protección civil o bomberos.

Nuestra ausencia también desmoronaría a la sociedad, por ello a ambos géneros se les debe valorar, exactamente por igual.

* El autor es graduado de la licenciatura en Derecho de la UABC, escritor y conductor de radio.

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